EE. UU.: El «discurso populista» de Trump convence a grupos muy heterogéneos
El nombramiento de halcones antiinmigración contrasta con el aumento de apoyo entre los hispanos. «No votan por identidad sino por temas», asegura un analista
En sus terceras elecciones, Donald Trump obtuvo el 5 de noviembre su mejor resultado: 74,8 millones de votos, un 50,41 % del total. Las encuestas a pie de urna mostraron además que había recortado diferencias con Kamala Harris en grupos de los que se le presenta como antagonista, como los latinos —le votaron solo seis puntos porcentuales menos que a Harris frente a los 38 de 2016, según la CNN; y ganó entre estos varones—, los jóvenes, los afroamericanos y las mujeres. «En la campaña se vio mucho su conexión con la gente trabajadora. Tiene un discurso populista que responde a sus inquietudes», sobre todo la pérdida de poder adquisitivo, asegura Víctor Cortizo, director del grado de Relaciones Internacionales de la Universidad Francisco de Vitoria. Aunque el empleo no va mal, «hay cierta sensación de crisis» en el país. A ella Trump opone la «necesidad de volver a ser fuertes» y proteger la industria nacional con aranceles. Un discurso «simplón y no necesariamente fácil de aplicar», pero atractivo. También para el votante hispano, que «se siente ciudadano estadounidense. Seguramente ha sido o conoce a algún inmigrante ilegal pero no tiene por qué sentir unión con ellos; se ha incorporado a la vida social y puede estar de acuerdo en que se controlen los flujos migratorios».
Por otro lado, «estas elecciones nos han mostrado que una mayoría significativa no está de acuerdo con la izquierda extrema sobre el absolutismo abortista, la ideología de género radical» o las políticas identitarias, ni siquiera entre las minorías, afirma Ken Craycraft, profesor de Teología Moral del seminario de Cincinnati (Ohio) y autor del libro Ciudadanos y sin embargo extraños: vivir auténticamente como católicos en una América dividida. «Los hispanos han dejado claro que no votan por identidad sino por temas». Y el candidato republicano «ha sacado provecho de un nuevo tipo de populismo que, a pesar de sus detractores, une a grupos diversos».
- 46 % de hispanos votó a Trump, según la CNN, el porcentaje más alto desde los 70. En Michigan fue el 60 %.
- 53 % de católicos, 64 % de protestantes y 53 % de mujeres blancas le dieron su apoyo (Washington Post).
- La organización antipena de muerte Catholic Mobilizing Network está luchando para que, antes de dejar el cargo, Biden conmute las 40 condenas a la pena capital a nivel federal. En su primer mandato Trump ordenó 13 ejecuciones después de 17 años sin ninguna.
Todo ello, a pesar de que sus propuestas migratorias siguen preocupando a entidades como Church World Service (CWS). Su director de Políticas, Danilo Zak, cita los «planes para poner fin a vías humanitarias» de entrada al país con crecientes restricciones, así como su intención de llevar a cabo «deportaciones masivas» que acabarán «separando a las familias» además de generar «escasez de mano de obra». «También hay miedo a que cree campos de detención». La elección de dos halcones antiinmigración, Stephen Miller como jefe adjunto de Gabinete y Tom Homan como su «zar de la frontera», parecen reforzar esta línea. Como director del Servicio de Control de Inmigración en el primer Gobierno de Trump, Homan promovió el separar a los niños migrantes de sus padres.
Con todo, Cosme Ojeda, profesor de Opinión Pública en la Universidad CEU San Pablo, recuerda que «Homan no hizo todo lo que dijo». No cree que «se vayan a ejecutar las deportaciones masivas. La producción agrícola depende de la mano de obra migrante». También la industria de zonas donde «le votan mucho». En este momento, CWS está trabajando con las entidades con las que colabora para adaptarse al nuevo escenario y difundir a los migrantes información veraz.
Enmiendas abortistas
En aparente contraste con la victoria de Trump, siete estados —de diez donde se votaba— blindaron el aborto en sus constituciones; incluidos cuatro donde ganó el republicano: Misuri (donde estaba casi prohibido), Arizona, Nevada y Montana. Clarke Forsythe, de Americanos Unidos por la Vida, matiza que a diferencia de sus guiños al voto provida en 2016, ahora Trump «ha buscado distanciarse». Si «en su primer mandato la influencia provida fue la del vicepresidente, Mike Pence», recuerda Forsythe, Craycraft espera que el vicepresidente electo, J. D. Vance, converso al catolicismo, «tenga un papel fuerte a la hora de configurar las políticas en torno a principios morales católicos» con medidas como la atención sanitaria gratuita a embarazadas y bebés. Todo ello a pesar de que también ha diluido su postura provida. Por otro lado, «ahora que la campaña ha terminado», el moralista confía en que Vance modere su retórica sobre inmigración» y apueste por una reforma migratoria «prudente».
Craycraft pronostica que en la legislatura que empieza «la polarización irá a peor», sobre todo por parte de una izquierda que no está haciendo examen de conciencia. Pero espera que esta radicalización «haga que las voces más extremistas se automarginen cada vez más y dejen espacio a voces moderadas»; en particular aquellas procedentes de ámbitos religiosos. «Los católicos pueden ser los líderes» para construir esta nueva base social, pues tienen el «vocabulario moral» para conjugar «la compasión y la sensibilidad con posiciones morales claras». Por ello, los invita a «reaprender y reafirmar un lenguaje más esperanzado de dignidad, solidaridad, subsidiariedad y bien común» frente a uno más centrado en el liberalismo.