María San Gil, expresidenta del PP en el País Vasco: «¿Qué sociedad saca en masa a sus asesinos a la calle?»
Entró en la primera línea política tras presenciar el asesinato de Gregorio Ordóñez, y salió de ella, en 2008, por discrepancias con Mariano Rajoy. Dice que desde entonces ha perdido práctica en las entrevistas, pero lo cierto es que, en media hora, María San Gil es capaz de trazar un retrato apasionado y apasionante de la realidad del País Vasco, de la política antiterrorista del Gobierno (más que errática, a su juicio), de cómo redescubrió su papel de madre, o de cómo Dios ayuda en todos los momentos de la vida
¿Qué le parece la sentencia de la Doctrina Parot?
De la Doctrina Parot casi no puedo hablar, porque me duele físicamente. Cuando hay una sentencia, hay que cumplirla. Ahora bien, me asombra tanta celeridad, y que en un país en el que la Justicia es tan lenta, hayamos sido ejemplares al aplicarla. También creo que, antes de esta sentencia, el Gobierno de Zapatero podría haber hecho muchas menos cosas, y el Gobierno de Rajoy podría haber hecho muchas más. Es tal la pena, la incomprensión, la indignación, la sorpresa que siento al ver a estos asesinos salir de la cárcel, que estoy perpleja y desolada. Me parece increíble lo que está pasando. Y no sólo hablo de los etarras, sino que me pongo en la piel de unos padres cuya hija ha sido violada. Espero que ninguno de los violadores y pederastas que están saliendo vuelva a cometer ninguna tropelía (de los de ETA no espero nada), pero es clamoroso que la Justicia, que es el último amparo del ciudadano, esté más preocupada por que no se acumulen las penas de los delincuentes, que de las víctimas… Hace unos días salió un etarra que ha cumplido 20 años de cárcel por matar a 24 personas; es decir, que el asesinato de una persona vale menos de un año de cárcel.
¿Hay peligro de que alguien decida tomarse la justicia por su mano?
No. Y además, el debate no es poner la carga de la prueba en la víctima, sino en cómo va a recibir la sociedad a estos asesinos sin que pase nada. Yo no quiero que se les haga daño, pero sí que haya un desprecio total y patente. No insultarlos, ni cosas así, pero sí saber quiénes son, qué caras tienen, y si ves que se está tomando un café en un bar, salir de ese bar. ¿O vamos a convivir con ellos como si fueran normales? Aunque, claro, ya convivimos con ellos en las instituciones, y si nuestros políticos conviven con ellos en las instituciones, como si fueran demócratas de pleno derecho, ¿qué va a hacer la sociedad? Si no tenemos a nadie que lidere esta rebeldía cívica, pacífica y legal, no se hará nada.
¿Cómo es posible que las víctimas de ETA no pidan venganza?
¡Ay, no, por Dios! Cuando has sufrido tanto, no tienes ganas de hacer sufrir a nadie, sólo de que se haga justicia. Cuando veo a Valentín Lasarte, que ha estado condenado por el asesinato de Gregorio Ordóñez, salir por Navarra y pasear con su novia y con su niño, sólo deseo que se haga justicia. Lo que no quiero es que cumpla menos años de los que le corresponden; o que él diga que ha pedido perdón, y Consuelo Ordóñez diga que no es verdad, y que prevalezca su palabra frente a la de Consuelo. No les deseo ningún mal, ni que sufran, sino que actúe la Justicia, y que las penas sean adecuadas a los delitos, porque no puede ser que por el asesinato de una persona no pases ni un año en la cárcel. Como sociedad nos tendrá que preocupar más el bienestar de la víctima que el bienestar del verdugo.
Parece que los jueces de Estrasburgo no piensan así…
A cualquiera que se le cuente que nos preocupa más el ver si los asesinos están cumpliendo más días o no… Pero a ver, ¿usted está preocupado por lo que siente la víctima? ¿Queremos que ganen los verdugos, o que ganen las víctimas? ¿Tenemos claro que tiene que haber vencedores y vencidos, o no? Me deja pasmada que no seamos capaces de atender las necesidades de la víctima, y lo progre, lo guay, lo moderno, sea estar preocupados por si a la etarra Inés del Río se le deben no sé cuántas cosas… ¿Cómo? ¿Qué le debemos qué a Inés del Río? ¡Pero esto qué es! Y como no oigo a nadie decir este tipo de cosas, me pregunto, ¿dónde están mis representantes políticos, que no están todo el día en la calle diciendo que hay que poner las cosas en su sitio? ¿Qué sociedad saca en masa a sus asesinos a la calle? ¿Nos hemos vuelto locos? ¿Cómo es posible que no hayamos sido capaces de ir a Estrasburgo a explicar a los jueces europeos, que no tienen por qué conocer esto de primera mano, lo que aquí pasa? ¿No hemos podido llevar a Pilar Elías, o a Irene Villa, o a cualquiera de los familiares de las 857 víctimas mortales a explicar lo que aquí pasa? A veces parece que no tenemos corazón…
Y, ¿por qué no se ha hecho?
Zapatero pactó con ETA que si dejaba de matar, podríamos romper una máxima que nos enseñó Aznar: si matar no tiene premio, dejar de matar tampoco tiene premio. Y ahora, dejar de matar está teniendo premio. Nos cuentan que ETA está derrotada, pero eso es sólo una media verdad. Es cierto que el aparato operativo de ETA no tiene la capacidad que tenía antes, pero eso es gracias a la acción, el sacrificio, el trabajo y el esfuerzo de la Guardia Civil y de la Policía Nacional. Pero decir que ETA está derrotada cuando está poniendo en práctica su proyecto político desde las instituciones, es hacernos trampas en el solitario. ¡Nunca han tenido tanta presencia institucional! ¿Cómo va a estar ETA derrotada sin renunciar a su estrategia, sin entregar las armas, sin pedir perdón, sin pasar a manos de la Justicia? ¿Eso es estar derrotado? Hombre, que no me tomen por tonta. Se quiere vender algo que no es, y que forma parte de un plan diseñado en época de Zapatero: tú dejas de matar y yo te hago concesiones…
Pero Zapatero ya no gobierna…
Ya, pero es que algunos no pecan por acción, sino por omisión.
O sea, según usted, el Gobierno está siguiendo la línea de Zapatero.
Claro. Se está haciendo lo mismo, estoy convencida. Y si no, que me demuestren lo contrario, y que me expliquen por qué a Bildu los tratamos como si fuesen demócratas de pleno derecho: por qué nos hacemos fotos con Bildu, pactamos mociones económicas con Bildu, o llegamos con ellos a acuerdos de cualquier tipo. ¡Que no son demócratas de pleno derecho! ¡Que son los herederos de Herri Batasuna! El respeto institucional llega hasta un punto, y a partir de ahí, pocas bromas. Una cosa es que yo tenga que estar con un diputado de Bildu porque preside una Junta, y otra, hacerme fotos con él, en la barra de un bar de la parte vieja de San Sebastián, como si fuéramos colegas. Y esas fotos las hemos visto en los periódicos.
¿Cree que el Gobierno está siguiendo una hoja de ruta heredada de la época de Zapatero, o que su política antiterrorista es motu proprio?
Si es heredada, malo; y si es motu proprio, peor. Yo no me fui de la primera línea política porque me hubiera dado un siroco, sino porque vi que en mi partido algo estaba cambiando. Pero nunca pensé que fuéramos a llegar tan lejos. Y, lamentablemente, desde 2008, las cosas han ido a mucho peor. Veo a compañeros míos convivir de forma normal con los herederos de Herri Batasuna, que era ETA. Y si no lo queremos reconocer, es que estamos más cómodos poniéndonos de perfil. Al menos, reconozcamos que hemos cambiado nosotros, no ellos.
¿A dónde nos conduce la política antiterrorista del Gobierno?
Ahora mismo, a hacer tabula rasa, a escribir un final sin vencedores ni vencidos, y a que parezca que todos hemos sido víctimas de las distintas violencias. Después de 50 años de terrorismo, no hemos sido una sociedad madura como para conseguir la derrota, con la ley en la mano, de una banda terrorista. Y algunos tienen más responsabilidad que otros. A ver cómo les explicamos a las siguientes generaciones que 50 años de terrorismo te permiten estar en las instituciones gobernando, que te traten como si no hubiera pasado nada, y que nadie te exija unos mínimos democráticos. Yo lo comparto con Alemania, donde nunca podrá haber un partido nazi. Y aunque aquí no ha habido las atrocidades de la Alemania nazi, no creo que 50 años de terrorismo sean algo como para pasar de un plumazo y que ellos se sientan vencedores.
Desde que saltó a la primera línea política, tras presenciar el asesinato de Gregorio Ordoñez, su paso por la política no ha sido fácil. ¿Cómo le ha ayudado Dios en todo este tiempo?
Muchísimo. Yo soy una mujer de fe, soy católica y practicante. He nacido con Dios en mi entorno familiar, convivo con Él cotidianamente, e intento que mis hijos también lo hagan, porque creo que es la mejor forma de afrontar todo lo que la vida te depara, lo bueno y lo malo. Porque en lo bueno disfrutas más, y lo malo se lleva mejor. Dios está conmigo y me ayuda, es quien me escucha, quien me atiende, a quien rezo, a quien pido… Para mí, es lo natural. En momentos durísimos y dificilísimos siempre está ahí, en la oración, para enseñarte que todo tiene sentido, que todo merece la pena, que en esta vida estamos para algo, no sólo para nacer, crecer, reproducirnos y morir, sino para dejar una huella que mejore la sociedad. Porque tengo una fe católica, sé que en la vida estás para algo y que hay una vida después.
Dice que con Dios lo bueno se disfruta más, y lo malo se aligera. ¿Cuáles han sido las mayores satisfacciones en su acción política, y cuáles los momentos más duros en los que más ayuda de Dios ha necesitado?
Yo me siento muy privilegiada, porque no todo el mundo tiene la suerte de hacer lo que le gusta, como yo lo he hecho. Poder defender la libertad en el País Vasco es un privilegio y un lujo, que le cuento a mis hijos llena de satisfacción y de orgullo. Las condiciones no eran las adecuadas, pero eso daba más valor a lo que hacíamos. También ha habido muchos momentos duros, aunque el asesinato de Gregorio Ordoñez fue terrorífico. Nunca he vuelto a vivir un asesinato tan de cerca, y dolió tanto, fue tan lacerante y tan duro de sobrellevar, que todos los demás, con lo terribles que fueron, siempre dolían menos. Hubo años muy difíciles, y no sé cómo podíamos aguantar viviendo todos los días con miedo, con ese ritmo…
¿Cómo se sobrevive al miedo?
Conviviendo con él, sin dejarte vencer. Yo aprendí a hacer política con Gregorio, y a Gregorio lo mataron por defender sus ideas. Los demás, ¿cómo no vamos a defender nuestras ideas, sólo por miedo? Sería demasiado cobarde. A él lo mataron por eso, y nosotros, entre muchos, intentamos suplir su hueco, que era insustituible. No nos podemos dejar vencer por el miedo ni por la comodidad, ni por lo fácil. Los políticos estamos para hacer cosas difíciles y complicadas, no para estar cómodos y caer bien. A mí eso me lo enseñó Gregorio. A lo mejor otros creen que estar en política es el privilegio del coche oficial, del despacho, del que te reserven una mesa… Yo creo que estar en política es algo de una enorme responsabilidad, es la defensa de unas ideas y de unos principios por encima de los momentos complicados. Por eso puedes con todo: con el miedo, con que los adversarios te pongan a parir (siempre y cuando los de casa te respalden…). La fuerza de la fe en Dios y la fe en lo que crees te ayuda a tirar adelante con todo.
Como católica, ¿se sentía cómoda cuando militaba dentro del PP?
Comodísima. No he tenido jamás ningún problema.
Y hoy, ¿le sería fácil?
Bueno…, yo me fui. Creo que tenemos que pelear más por una sociedad diferente. No me parece bien que gobernemos con el modelo social de Zapatero; el PP tiene otro modelo social. Y, sobre todo, que tiene que apostar más por la familia. Si por algo estoy profundamente agradecida a haber tenido discrepancias con Rajoy es porque he redescubierto mi vida familiar. Llevo 5 años disfrutando muchísimo de mi familia. Yo antes creía en la familia, pero ahora me resulta enormemente gratificante estar en casa, ver crecer a mis hijos, estar ahí cuando vienen del colegio… Antes no tenía la satisfacción de ejercer como madre, y para mí ha sido un descubrimiento maravilloso. El PP tendría que apostar más por la familia, que es el pilar de la sociedad occidental, y por los valores del humanismo cristiano, que son nuestros valores, es nuestra historia, y debemos hacer más bandera de ellos.
Muchos estarían encantados de que usted volviese a la política, con una formación independiente del PP, para llevar esa bandera. ¿Lo haría?
Yo nunca hubiera creído que iba a ser política, porque no reunía ninguna de las características necesarias, y tampoco pensé, jamás, que me iba a ir de la primera línea política, de la forma en que me fui. Así que yo ya no digo nunca. Desde que me he ido de la primera línea, creo que estoy siendo consecuente y hago poquísimas apariciones, porque creo que cuando una persona se va, se va. Así que hoy por hoy, a corto plazo, no. Pero no puedo decir que nunca vaya a volver. Lo que pasa es que mi partido es el PP. Yo soy una mujer del PP y no me veo como Rosa Díez montando otro partido. Rosa es una mujer valiente, corajuda y tenaz, pero no me veo fuera del PP.
Aunque el PP no represente lo que dice ser el PP…
No: los dirigentes del PP pueden no representar lo que algunos creemos que es el PP.
¿Que es lo que pasa ahora?
Sí. Por eso me fui, porque no me sentía cómoda. Quizá ahora hay más gente que no está cómoda en el PP.
¿Qué le pediría al Gobierno?
Yo no existo para el Gobierno de Rajoy, así que pedir algo sería una pérdida de tiempo.
Y los españoles, ¿qué debemos pedirle?
Que volvamos a hacer ahora lo que fuimos capaces de hacer en los años del Gobierno de Aznar, para derrotar de verdad a ETA.