Doña Mª Teresa López: «El comité busca lo mejor para la persona» - Alfa y Omega

Doña Mª Teresa López: «El comité busca lo mejor para la persona»

30 años como economista han enseñado a doña María Teresa López, directora de la Cátedra Extraordinaria de Políticas de Familia, en la Universidad Complutense, a poner a la persona en el centro de su labor. Ahora se estrena como presidenta del Comité de Bioética de España, en la misma clave, y con el deseo de humanizar la sociedad

María Martínez López
Reunión constitutiva del Comité de Bioética, en el Ministerio de Sanidad, el pasado 29 de enero.

¿Cómo hace frente a esta responsabilidad?
Sinceramente, me costó aceptar. Dirigir un grupo de estas características es complejo, y vamos a abordar temas de gran profundidad, que afectan a la esencia de la persona. Pero lo acogí con ilusión, con esperanza y con responsabilidad. Somos unos privilegiados por poder humanizar un poco la sociedad.

Usted es economista. ¿Qué puede aportar al comité?
Los problemas que se van a abordar necesitan un planteamiento multidisciplinar. Evidentemente, tengo formación en bioética, porque siempre me ha interesado, aunque no comparable a la de mis compañeros. Yo soy una economista peculiar, porque creo que la economía es una ciencia social: su centro debe ser la persona, mejorar su calidad de vida, y ésa es también la clave del Comité de Bioética. Hoy se asocia la economía con lo monetario; y la calidad de vida, con indicadores estrictamente económicos. Yo llevo 30 años trabajando en otra línea. En este sentido, en el Comité no sólo me siento una privilegiada por poder trabajar con personas de las que espero aprender mucho, sino por poder dar a la sociedad otra imagen de para qué servimos los economistas y qué debemos hacer: trabajar por la persona.

¿La crisis ha apartado a la persona del centro de las políticas públicas?
Creo realmente que la persona no está en el centro. El objetivo político en este momento es reducir el déficit, algo que es indispensable. Pero la crisis es, además, cultural y de valores, y esto hay que integrarlo también en la política. En muchas comunidades autónomas y en la administración central hay medidas dirigidas a las familias, pero no una verdadera política de familia. En los presupuestos generales del Estado, apenas aparece la palabra familia, más bien se habla de derechos de los individuos. Las personas no vivimos aisladas, sino en comunidad y, fundamentalmente, en el ámbito de la familia, aunque no vivamos bajo el mismo techo. Habría que desarrollar políticas que consideraran a la familia como un sujeto. No es lo mismo, por ejemplo, hacer una política pública para dependientes, que para personas dependientes en el ámbito de la familia. Pasa lo mismo con los mayores, con la conciliación. Una verdadera política familiar haría una sociedad más humana.

¿Qué aporta un Comité de Bioética a un país?
Una de sus funciones es ayudar a los responsables políticos a conocer en profundidad determinadas cuestiones. Además, aporta conocimiento a la sociedad en general, a los profesionales de la salud, a los enfermos y sus familias. Eso ya es muy importante. Sus estudios enriquecen también el debate público. A veces, se debate sobre cuestiones de una enorme repercusión con demasiada ligereza.

¿Aunque en el seno del comité haya opiniones encontradas?
La función del comité no es llegar a un consenso en todo. Lo que tiene que tratar es de argumentar con razones sólidas, dejando la ideología en la puerta. Que existan votos particulares no es algo negativo, sino positivo, porque permite a los poderes públicos y a la sociedad tener toda la información argumentada. Lo importante es que los miembros seamos capaces de debatir en profundidad, de aportar nuestro conocimiento en beneficio del bien común. Estoy segura de que va a ser así. Obviamente, habrá posturas diferentes, y el debate será duro en ocasiones, pero todos buscamos la verdad, lo mejor para la persona.

¿Qué temas tienen sobre la mesa?
Formalmente, no tenemos agenda todavía, porque no hemos tenido aún la primera reunión de trabajo. Queremos abordar todo aquello que afecte o pueda ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas, en su máxima extensión. El comité es independiente: los responsables políticos pueden y deben pedirnos ayuda, pero también podemos empezar a trabajar en ciertos temas, sin una petición al respecto, si lo consideramos necesario.

Varios miembros del comité han recibido críticas por su defensa de la vida.
Esto tiene una lectura negativa, porque —aunque no quiero decir que la prensa mienta— no todo lo que se ha dicho, en los términos que se ha dicho, es correcto. Todas las personas del comité tienen muchísima formación y ganas de avanzar en el conocimiento, en favor de la sociedad. Pero soy optimista, y de las críticas se puede hacer una lectura positiva: el gran impacto de los nombramientos significa que lo que vamos a hacer tiene relevancia social. En otros países del mundo, existen comités similares desde hace tiempo, y en ellos hay cambios; es natural en las instituciones. Al mismo tiempo, en el comité actual hay tres miembros del anterior. Esa continuidad es muy buena, porque nos va a ayudar a continuar su trabajo. Ahora, lo que me gustaría es que nos dejaran trabajar con tranquilidad.