«Don Pino era peligroso para la mafia porque transformaba la vida de los chicos»
Alessandro D’Avenia fue alumno de Pino Puglisi, el sacerdote asesinado por la mafia cuya tumba será visitada este sábado por el Papa Francisco
Este sábado se cumplen 25 años del asesinato del padre Pino Puglisi. Fue un 15 de septiembre de 1993, justo el día de su 56 cumpleaños, cuando le pegaron un tiro en la cabeza. Pero un instante antes de que accionara el gatillo, el sacerdote le dijo a su asesino: «Te estaba esperando» y le sonrió. Esa sonrisa se le quedó grabada al sicario de la mafia hasta el punto que provocó su conversión y hoy es un padre de familia.
Alessandro D’Avenia (Palermo, 1977) también recuerda a la perfección la sonrisa de Puglisi, que era su profesor de religión justo en la época en la que le asesinaron. «Yo conozco esa sonrisa porque se la veía en la escuela». Sin embargo, «un día, trepi (mote por el que conocían al sacerdote y que se refiere a las tres P: Padre Pino Puglisi) no regresó nunca más. Le habían disparado».
Los hechos sucedieron hace un cuarto de siglo y ahora D’Avenia, convertido en profesor y escritor, ha novelado la vida y muerte del sacerdote. La obra, titulada Lo que el infierno no es (La Esfera de los Libros), acaba de llegar a las librerías españolas y ha sido presentada a los medios de comunicación justo el día antes de que el Papa honre al sacerdote italiano visitando su tumba en Palermo.
Una vida novelada
La novela, que fue publicada en Italia en 2014, cuenta cómo Federico, un joven de clase acomodada de 17 años, acepta la invitación de su profesor y párroco de la iglesia del barrio marginal de Brancaccio para visitar la zona antes de su viaje a Oxford para mejorar su inglés.
Allí se encontrará con una realidad absolutamente desconocida para él, con el infierno, un barrio miserable marcado por las drogas, el paro, la violencia y la mafia y conocerá los esfuerzos del párroco para poner en marcha una escuela en contra de lo que desean los capos de la Cosa Nostra.
Transformaba a los chicos
Precisamente, su atención pastoral hacia los jóvenes fue su sentencia de muerte. «Cuando le preguntaron al sicario porque la mafia había ordenado el asesinato de Puglisi, dijo: “Le mataron porque se llevaba a los chicos con él”».
En este sentido, «don Pino era peligroso para la mafia porque transformaba la vida de los chicos, que podían imaginar una vida diferente al del ejército mafioso», ha apuntado D’Avenia. Los chicos «habían crecido en un barrio conflictivo, habían nacido en el infierno y gracias a la labor del sacerdote pudieron ver un atisbo del paraíso. Otra vida era posible».
Una nueva realidad
De alumno, Alessandro D’Avenia, se ha convertido en profesor, pero tanto antes como ahora tiene muy presente la figura de Pino Puglisi. «Al hacerme profesor, don Pino me hizo entender que un maestro no es alguien que tiene el público asegurado (los alumnos), que están obligados a escuchar. Me hizo darme cuenta de que el profesor tiene que ser el público que tiene que escuchar y alentar y aplaudir a sus alumnos».