Don Gerardo del Pozo, nuevo Decano de Teología, en San Dámaso. El Concilio fue un faro para la Iglesia - Alfa y Omega

Don Gerardo del Pozo, nuevo Decano de Teología, en San Dámaso. El Concilio fue un faro para la Iglesia

Don Gerardo del Pozo es el nuevo decano de la Facultad de Teología, de la Universidad San Dámaso, en sustitución de don Javier Prades, ahora rector de la Universidad. En esta entrevista a Alfa y Omega, reflexiona sobre el Concilio Vaticano II: hay que ir más allá de las «reformas visibles» para recuperar su dimensión —afirma— de «acontecimiento espiritual»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Celebración de un vía crucis en la basílica de San Juan de Letrán, en el comienzo de la cuarta sesión del Concilio Vaticano II.

¿Cómo percibe el momento actual de la reflexión teológica en España?
Como un momento de serenidad, eclesialidad y vuelta al estudio de los dos misterios centrales de la revelación y fe cristianas: la Trinidad y la persona y obra de Cristo. Se vuelve a vincular a ese centro y abordar desde él el resto de temas. Hay una nueva generación de especialistas en Biblia y en historia de la tradición cristiana, principalmente patrística. Percibo en muchos de ellos un interés por la unidad profunda de la teología. Estoy convencido de que el diálogo y la colaboración entre las diversas especialidades ayudarán a la teología a prestar un gran servicio a la Iglesia y a la sociedad. Para ello, la teología deberá estar atenta a lo que el Espíritu está diciendo hoy a través de la vida entera de la Iglesia, escuchar e interpretar desde la fe lo que se debate en la cultura, y contribuir a que sea escuchado, desde dentro del mismo, el Evangelio de Jesucristo.

Monseñor Gerhard Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha afirmado en el Sínodo de los Obispos: «La nueva evangelización requiere superar ciertos debates intra-eclesiales —siempre los mismos— y proponer de nuevo la fe cristiana en su plenitud y novedad». ¿Cuáles son estos debates?
Coincido plenamente con monseñor Müller —que ha sido, durante seis cursos, profesor invitado y ha participado en numerosas actividades organizadas por San Dámaso— en que la tarea prioritaria de la teología es ayudar a comprender la novedad, originalidad y belleza de la fe cristiana. Ante el fenómeno del ateísmo, la descristianización de la sociedad y el relativismo de la cultura, la teología no debe gastar sus energías discutiendo sobre las estructuras en la Iglesia, ni sobre su conformación al espíritu y modos de pensar dominantes en nuestra sociedad. Sí debería ayudar a interpretar el ateísmo, los cambios sociales y el relativismo cultural a la luz de la fe, y a presentar a ésta como respuesta a las preguntas, la búsqueda y la passio humana de los hombres. Puede orientarse por los grandes santos y conversos de nuestro tiempo. No encontrará en ellos grandes razonamientos, pero sí podrá mostrar en ellos la belleza de lo cristiano, lo que es más sencillo, central y vivo en la fe, y salir con ellos al encuentro de las experiencias humanas más genuinas y universales.

50 años del Vaticano II: ¿qué interpretaciones se han alejado de su novedad, especialmente en España?
En España, ha resultado difícil no sólo acoger las enseñanzas del Concilio, sino también percibir la verdadera naturaleza e intención espiritual del mismo. La aprobación de la Declaración sobre la libertad religiosa trajo consigo un cambio en la propia legislación del Estado, que se declaraba confesionalmente católico. El postconcilio coincidió con el final del régimen anterior y la instauración de un nuevo régimen político. En este contexto de cambios sociopolíticos, el Concilio fue un faro que iluminó el camino de la Iglesia. Pero muchas veces fue percibido más en las reformas más visibles que en el acontecimiento espiritual. No siempre resultó fácil, ni siquiera a los teólogos, descubrir que el Concilio buscó orientar la mirada de la Iglesia hacia Cristo vivo, por el Espíritu, en la liturgia, Palabra de Dios a la que remiten todas la palabras de la Sagrada Escritura, Luz de los pueblos, Hombre perfecto en cuyo seguimiento crecen los hombres en humanidad. Que la Iglesia no rompía con la Tradición que provenía de Cristo y de los apóstoles, sino que la repristinaba a la luz de sus fuentes.

¿Qué queda entonces para asimilarlo completamente en España?
Hay que leer los textos conciliares teniendo en cuenta los frutos de vida cristiana y santidad que se han producido en la Iglesia a partir del Concilio y con los que el Espíritu nos está señalando el camino a seguir. Sólo viéndolo encarnado en vidas y comunidades concretas, podemos entender lo que el Espíritu quiso enseñar a la Iglesia en el Concilio. Juan Pablo II y Benedicto XVI, cada uno según su carisma, han sido los guías providenciales para la Iglesia en la recepción del Concilio, no sólo con su magisterio, sino también con su vida.

Comienza su labor como Decano de la Facultad de Teología. ¿Qué formación y qué novedades ofrece San Dámaso, a través de su Facultad?
La Facultad de Teología de San Dámaso ofrece tres ciclos y, en el segundo grado, seis bienios: teología dogmática, teología catequética, teología litúrgica, teología moral, teología patrística y teología bíblica. Además, para el doctorado, se ofrecen un curso de iconografía cristiana, un seminario de historia de la Iglesia del siglo XX en España, y otros cursos de las Cátedras de Teología de la Vida Consagrada y Misionología. A nuestra facultad está vinculado el Instituto Superior de Ciencias Religiosas, que ofrece los ciclos de bachiller o grado, y licenciatura o máster, en Ciencias Religiosas. Las novedades de este curso son el inicio de un Bienio en Teología Bíblica y la incorporación del Instituto San Agustín, de Teología a distancia, a nuestro Instituto Superior de Ciencias Religiosas.