Don Francisco Rodríguez Adrados, Premio Nacional de las Letras 2012: «Estamos dejando secar nuestras raíces» - Alfa y Omega

Don Francisco Rodríguez Adrados, Premio Nacional de las Letras 2012: «Estamos dejando secar nuestras raíces»

Por su conocimiento de la Historia y de la cultura clásica, el académico de la Historia y de la Lengua don Francisco Rodríguez Adrados conoce bien que lo urgente hoy no debería ocultar lo que siempre es importante. En esta entrevista, alerta de que, además de la recesión económica, debería preocuparnos el acoso a la democracia que padecemos —de manos, entre otros, de los separatistas vascos y catalanes—, y la crisis en la educación. Al progresivo recorte en la calidad educativa, el académico añade la «barbaridad» del olvido de las Humanidades

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Códice Calixtino. Archivo de la catedral de Santiago de Compostela.

Todo el mundo habla de la crisis económica. ¿Es ésta la primera urgencia hoy para España?
Yo comprendo que se trata de un tema urgente, pero no debería hacernos olvidar otros temas que también son importantes, como el de la enseñanza. El problema aquí es que, desde el franquismo, se ha jugado siempre recortando. La salida de la crisis depende de la educación; en todas las reformas educativas de la democracia, se ha jugado a la baja: no agobiar al niño, hacer una enseñanza lúdica, suprimir o aligerar exámenes… Todo ello ha traído que los niveles hayan bajado muchísimo; los profesores lo vemos todos los días. Ni los socialistas ni los populares han hecho mucho por salvar esta situación.

El Papa, en su discurso a los profesores en El Escorial, alertó del riesgo de convertir la universidad en una cantera de «profesionales competentes y eficaces que satisfagan la demanda laboral», y de que se privilegie «la mera capacitación técnica» o la «visión utilitarista de la educación». ¿Está de acuerdo?
Esto es claro. La enseñanza generalizada y obligatoria empezó con los griegos y continuó en la Edad Media, gracias a la Iglesia. Se estudiaba toda clase de Humanidades, incluso muchos científicos partían de esta base para sus descubrimientos. Ahora se recorta la enseñanza de las Humanidades, del conocimiento de la Historia y del pensamiento que ha hecho avanzar a la Humanidad, dejándolo todo en algo exclusivo de los eruditos. Todo eso me parece una barbaridad, es dejar secar nuestras raíces y convertir la enseñanza en una casa de meros saberes tecnificados.

¿Se nos seca un poco el alma si cortamos con estas raíces?
Está claro que sí; la gente habla de todo lo humano y lo divino, pero no saben nada de nada. No conocen nuestras raíces, no conocen la Historia, no saben de dónde vienen nuestros problemas de hoy, ni las creencias que han promovido el progreso de la Humanidad. Tratan de resolver todo a base de cuatro frases hechas.

Usted es un gran conocedor de la Grecia clásica, origen de la democracia. ¿Cómo percibe el estado de salud de la democracia española?
La democracia siempre ha sido algo muy difícil. Es una planta que necesita de muchos cuidados. Es un acuerdo entre unos y otros en el que todos deben renunciar a algunas aspiraciones, en virtud del bien común. Los que aprietan demasiado con la pretensión de obtener todo, aspirando a copar el poder, haciendo promesas que luego no pueden cumplir…, hacen un gran daño a la democracia. En Grecia, para que triunfara la sociedad entera, se necesitaban unos a otros…; todo fue bastante bien hasta que se persiguieron pretensiones excesivas.

En España, veo la democracia muy endeble. Los separatistas vascos y catalanes aprovechan los momentos de debilidad para luchar por lo suyo, a ver qué pueden sacar. Han tomado la Constitución como un mero punto de partida para ir a por más. Y como nadie quiere una guerra civil, como en el año 36, en la Segunda República, cuando la izquierda se pasó en sus pretensiones, entonces se cede. Es algo absolutamente insoportable; se debería haber parado los pies a estos señores, desde el primer día.

Otro problema es que los socialistas se han quedado sin programa. No saben lo que quieren; cogen algo de los separatistas, algo de las feministas, algo de los homosexuales… Y la alianza con los separatistas ha resultado desastrosa para España.

No se duda en manipular la Historia ni la lengua…
Es increíble que, hasta ahora, nadie se había atrevido a coger el toro por los cuernos y tratar de parar, por ejemplo, la inmersión lingüística de todos los niños en Cataluña, y ahora parece que el actual ministro se ha atrevido. ¡Hombre, el que se pueda estudiar español en Cataluña a mí me parece elemental! Y nunca fueron Vascongadas, o Cataluña, un Estado propio; dicen que sí, pero mienten. La Historia y la lengua se han convertido en un arma de combate. Y hay pocos que se atrevan a defender la historia y la lengua españolas.

¿Qué podemos hacer entonces?
Es difícil. Habría que empezar por no tolerar excesos, como los que afectan a las Autonomías, pero no se hace. Habría que empezar por aplicar la propia Constitución, algo que tampoco se hace.

¿Qué nos enseñarían los griegos?
Los griegos eran hombres como todos los demás. Al final, les entró la ambición, y la democracia fracasó por eso: por la ambición del poder absoluto. Hay un momento oportuno para hacer algo; luego ya es muy difícil. Este desgobierno de España debería haberse cortado hace ya mucho tiempo.