Doce pasos para redescubrir a la familia
Muchas parroquias ofrecen un itinerario para familias en este año que mira a la Amoris laetitia
En plena celebración del Año de San José, precisamente en el día en el que la Iglesia celebra litúrgicamente al padre de Jesús –el pasado viernes 19 de marzo–, y cuando se cumple el quinto aniversario de la Amoris laetitia, ha dado comienzo el Año de la Familia.
El anuncio de su celebración «llegó por sorpresa en diciembre», pocos días después de que echara a andar el Año de San José, reconoce Miguel Garrigós, secretario de la Comisión de Laicos, Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española. Pero aun a riesgo de que una de las celebraciones eclipse a la otra, en realidad ambas han logrado que la pastoral familiar vuelva a protagonizar el panorama eclesial en un contexto tan difícil como el de la pandemia de COVID-19.
«En la actual situación sanitaria, la familia se ha mostrado una vez más como la célula básica de la sociedad». Es más, «donde no ha habido familia, es donde más se ha sufrido», subraya el también delegado de Familia de Toledo. Por eso, el año pretende reivindicar el valor de la familia más allá de los muros de la Iglesia. «Tenemos la tarea de mostrar, con el testimonio y con argumentos, lo preciosa que es la vocación al matrimonio», concluye Miguel Garrigós.
Pero este objetivo quizá es demasiado generalista, así que desde el Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida del Vaticano se han concretado doce propuestas muy asequibles para que cualquiera se pueda involucrar en esta tarea. Entre ellas, se habla de insertar a los matrimonios en las estructuras diocesanas y parroquiales para potenciar la pastoral familiar o de organizar encuentros para los padres sobre la educación de sus hijos. Precisamente, esto último es lo que hace Inmaculada Cortés junto a su marido, Carlos López, quienes coordinan una escuela de familias en la parroquia de San Sebastián Mártir, en San Sebastián de los Reyes. Ellos mismos habían asistido a una iniciativa similar a través del colegio de sus hijos y, cuando el sacerdote de la parroquia quiso ponerla también en marcha, «pensó en nosotros». Junto a ellos se involucró en el proyecto María Ángela Esteban.
- Reforzar la pastoral de preparación al matrimonio.
- Potenciar el acompañamiento de las familias.
- Organizar encuentros para los padres sobre la educación de sus hijos.
- Promover la reflexión sobre la belleza y las dificultades de la vida familiar.
- Intensificar el acompañamiento de las parejas en crisis.
- Insertar a los matrimonios en las estructuras diocesanas y parroquiales.
- Promover en las familias su natural vocación misionera.
- Desarrollar una pastoral de las personas mayores.
- Involucrar a los jóvenes con temas sobre castidad o apertura a la vida.
- Promover la preparación del X Encuentro Mundial de las Familias.
- Lanzar iniciativas de discernimiento para familias heridas.
- Organizar grupos en las parroquias y para profundizar en la Amoris laetitia.
Hasta que la pandemia lo trastocó todo, «nos reuníamos una vez al mes», un viernes por la tarde. La idea surgió para acoger a los padres de los niños que estaban en la catequesis de Primera Comunión. Cuando esta terminaba, «empezaba nuestra actividad, y los niños se podían quedar en la guardería» parroquial, donde además «se procuraba que trabajaran los mismos temas que sus padres, pero adaptados a su edad», explica Cortés. La educación, el matrimonio, el tema afectivo-sexual o «una charla más específica sobre la fe» eran algunos de ellos.
Además, la escuela de familias –en cuyo grupos de WhatsApp hay incluidas alrededor de 70 personas– suele organizar otras actividades complementarias. Por ejemplo, «en Navidad vamos juntos a ver el belén monumental de San Sebastián de los Reyes; en mayo hacemos una romería, y en el Corpus montamos un altar y preparamos una alfombra…». La última actividad tuvo lugar el pasado viernes, cuando el vía crucis parroquial coincidió con el inicio del Año de la Familia, así que «nos encargamos de prepararlo y dirigirlo desde el grupo de familias», concluye Inmaculada Cortés.
Visitas personalizadas
En el caso de Jesús Gómez-Caro y María del Carmen Moreno, funcionario de prisiones y ama de casa, respectivamente, se involucraron en la pastoral familiar después de que en el año 2002 «tuviéramos un encuentro con Cristo a través de un cursillo de cristiandad. A partir de ahí, nuestra vida cambió», asegura ella. Se involucraron en el movimiento familiar cristiano y también en su propia parroquia, San Benito Abad, de Yepes (Toledo), «colaborando en todo lo que se nos proponía».
Una de las actividades que realizan, por ejemplo, son «las visitas a todas las parejas que piden el Bautismo para sus hijos». Se hacen en la casa de los interesados y, en estos encuentros, «se les explica más en profundidad en qué consiste el sacramento». «Procuramos hacer realmente conscientes a los padres del paso que van a dar», subraya María del Carmen.
Este rato «sirve, además, para estrechar lazos con los matrimonios» de la parroquia, añade Jesús. A partir de ese momento, «les entregamos una especie de libro de familia parroquial y les proponemos un acompañamiento». La idea es «mostrar la disponibilidad de la parroquia para lo que necesiten, tanto para sus hijos como para ellos mismos», concluye.