Distancia social, «imposible» en los centros de migrantes
El obispo de El Paso (Texas), monseñor Mark Seitz, pidió la semana pasada la puesta en libertad de los inmigrantes no violentos retenidos en centros de procesamiento. El objetivo es vaciar en lo posible estos centros, donde «el Gobierno federal ha reconocido que es prácticamente imposible de cumplir la distancia social» y evitar así la expansión del coronavirus. A su petición se sumaron entidades de defensa de los migrantes y autoridades públicas como el juez del condado, Ricardo Samaniego. De los inmigrantes retenidos en la zona de El Paso, solo el 3 % ha sido condenado por crímenes graves.
El agustino recoleto español José Luis Garayoa, colaborador de Alfa y Omega, explica que los inmigrantes detenidos no son los únicos afectados por la emergencia sanitaria: «Se han paralizado todos los procesos de solicitud» de visados, permisos de residencia o asilo; aunque afortunadamente se ha informado de que los plazos no van a correr. También tienen serias dificultades las personas que «viven a caballo entre El Paso y Ciudad Juárez», por ejemplo al trabajar en un lado y vivir en el otro de una frontera que la semana pasada se cerró del todo. Más precaria aún es la situación de quienes están indocumentados y dependían para vivir de trabajos informales, como la venta callejera de comida. Con todo, «la ciudad se está organizando bien y han puesto en marcha con dos ONG el reparto de cajas de comida».