Disparos, una puñalada y un desmayo: así evitó el padre Brena su secuestro en Nigeria
«Gracias a Dios que todavía estoy aquí», afirma el religioso somasco tras el ataque sufrido el domingo en su misión
El padre Luigi Brena, misionero somasco de 64 años, fue víctima de un intento de secuestro el pasado domingo en Ogunwenyi, al sur de Nigeria, cuando logró liberarse después de recibir una gran paliza en medio de varios disparos, puñaladas, una herida en la oreja y caer desmayado. Los secuestradores pensaron que estaba muerto y le dejaron ahí, según la reconstrucción de los hechos que hizo la arquidiócesis de Benin.
La información de la arquidiócesis contradice la primera versión que hablaba que el misionero había sido liberado en una acción policial. «No fue un allanamiento policial, se liberó», confirmó también por su parte el padre Nieto Sepúlveda, superior de los padres somascos.
«El padre Luigi Brena estaba viendo el partido de fútbol de los niños del pueblo por la tarde frente a la comunidad somasca. De repente unos bandidos se lanzaron al asalto de la misión a tiros. Los chicos que jugaban al fútbol huyeron despavoridos y el padre Luigi fue capturado antes de que pudiera refugiarse en su casa. Lo golpearon, lo apuñalaron en la cabeza y el cuerpo y se lo llevaron a rastras. Después de aproximadamente media hora de intensa caminata, comenzaron a golpearlo nuevamente porque se resistía, hasta el punto de desmayarse. Lo dejaron allí creyendo que estaba muerto»: esta es la reconstrucción de los hechos según el padre Michael Oyanoafoh, canciller de la archidiócesis de Benin, en Nigeria, reproducida por la agencia italiana SIR.
«Cuando recuperó la conciencia —continúa la nota de la archidiócesis— volvió a casa en un charco de sangre». Los otros religiosos somascos de la comunidad que se habían escondido lo llevaron de inmediato al hospital. De momento el padre Luigi Brena está respondiendo al tratamiento, según el comunicado diocesano.
El padre Nieto Sepúlveda ha hablado por teléfono con el padre Luigi y con los otros dos religiosos nigerianos que viven en la misma comunidad, que le han dicho que se trata de «terroristas musulmanes que vienen del norte de Nigeria con vacas. Tenían la intención de secuestrarlo para pedir rescate y simplemente lo masacraron. Afortunadamente no tuvo daños en los huesos y órganos internos».
El religioso «está bien y tranquilo, es una persona muy positiva. Me dijo: “Gracias a Dios que todavía estoy aquí”. Tiene la cabeza vendada, la oreja cosida y sigue en el hospital».
De los otros tres sacerdotes nigerianos secuestrados en los últimos días aún no hay noticias de su paradero. Se trata de Peter Udo y Philemon Oboh, secuestrados en el estado de Edo el sábado 2 de julio, y del padre Emmanuel Silas, secuestrado en la mañana del 4 de julio cuando celebraba misa en su iglesia en el estado de Kaduna.