Dinosaurios. Dinosaurio, demasiado humano - Alfa y Omega

Dinosaurios. Dinosaurio, demasiado humano

Iñako Rozas
Papá Earl con Peque, el bebé de la familia Sinclair
Papá Earl con Peque, el bebé de la familia Sinclair. Foto: Disney+.

Esto del cine y la televisión ha dejado en el recuerdo colectivo gran cantidad de frases hechas utilizables en una amplísima variedad de situaciones. Desde el «siempre nos quedará París» hasta ese «le haré una oferta que no podrá rechazar», pasando por «mezclado, no agitado» y «no creas nada de lo que oigas y ni la mitad de lo que veas», de Tony Soprano. Disney+ se ha encargado de reponer una vieja comedia de situación, Dinosaurios, que, emitida entre 1991 y 1994 y protagonizada por una simpática familia de megareptiles prehistóricos antropomórficos que hablan, viven y padecen las vicisitudes de la existencia, nos ha dejado frases tan célebres como esa que grita su tierno bebé cada vez que se siente cuidado por su padre: «¡Tú no mami!».

La trama de la serie es sencilla, amable, pero, de igual modo, crítica a más no poder. Esa familia de dinosaurios, los Sinclair, formada por papá Earl, mamá Fran y sus hijos Robbie, Charlene y el Peque, su bebé, tratan de llevar una vida inadvertida para el mundo, sin grandes aventuras, pero trascendente y valiosa para ellos mismos, y se ven condenados a atravesar una amalgama de situaciones —la vida misma— con un trasfondo mucho más profundo del que, a priori, podría parecer que permiten los veintipico minutos por capítulo: la política, la economía, la empresa, la adolescencia y la educación de los hijos, la influencia de los medios de comunicación en el pensamiento y la importancia de la familia como núcleo central de la sociedad son algunos de los temas que desfilan por sus 65 episodios. Dinosaurios es de esas series que tanto me gusta traerles. Un poco de hora de comer o de cenar, un poco para huir de los problemas cotidianos, pero sin apartarnos demasiado de la realidad. Porque de la familia Sinclair bien podría decirse aquello de Nietzsche: «Dinosaurio, demasiado humano». Permítaseme la broma.