Diez años del fin de ETA: «Las mentiras y el odio siguen vivos»
Las víctimas del terrorismo están «preocupadas porque quienes apoyaron a ETA obtienen ahora réditos políticos», asegura la comisionada de la Comunidad de Madrid para la Atención de las Víctimas del Terrorismo
El 20 de octubre de 2011, tres militantes de ETA vestidos con camisas negras y con capuchas blancas sobre sus cabezas anunciaban «el cese definitivo de la actividad armada». Diez años después, la efeméride ha sido enturbiada esta semana por las declaraciones de Arnaldo Otegui, líder de EH Bildu, señalando su «pesar y dolor por el sufrimiento padecido», algo que «nunca debió haberse producido».
Sin embargo, las víctimas del terrorismo de ETA han recibido sus palabras «con mucho escepticismo, porque creemos que forman parte de una escenificación de cara a unos pactos políticos y no de una rectificación sincera», afirma Rocío López González, comisionada de la Comunidad de Madrid para la Atención de las Víctimas del Terrorismo. En las palabras de Otegui «no hay atisbo ni de petición de perdón, ni de condena, ni de colaboración con la justicia», añade.
En cambio, «lo que ha detrás es la necesidad de apoyar los presupuestos» del Gobierno nacional, junto a «un futuro pacto de gobierno en el País Vasco» que conlleve «mejorar la situación penitenciaria de los presos de ETA más allá de lo que está previsto en las leyes».
Todo esto ha hecho mella en las víctimas, que se sienten «preocupadas porque quienes apoyaron a ETA entonces, obtengan ahora réditos políticos», señala López González, por lo que «las instituciones tenemos la obligación de apoyarlas construyendo, junto a ellas, el relato veraz de lo ocurrido».
En este sentido, las víctimas solicitan «algo tan sencillo como la aplicación del Estado de Derecho: que se investiguen los crímenes pendientes y que los terroristas respondan por ello», dice la comisionada de la Comunidad de Madrid para la Atención de las Víctimas del Terrorismo.
«No reclaman cariño ni atención», asegura, aunque «otra cosa es que la sociedad y las administraciones se lo debamos, pero sí reclaman justicia y respeto». Por ello precisa que las administraciones deben trabajar en «resarcir económica y moralmente a las víctimas», ya que «el trabajo de derrotar el terrorismo no acabó hace diez años porque sus coartadas, mentiras y discursos de odio siguen vivas. Apoyar a las víctimas sigue siendo una forma de fortalecer nuestra democracia».