Díaz Sariego: «No nos contentamos con asegurar una mera permanencia» - Alfa y Omega

Díaz Sariego: «No nos contentamos con asegurar una mera permanencia»

El presidente de la CONFER anima a los religiosos a ser «más ambiciosos» y a explorar «nuevos caminos»

Fran Otero
Clausura de la Asamblea General de la CONFER. Foto: Fandiño.

El presidente de la CONFER ha clausurado este jueves la XXIX Asamblea General de la entidad —que se ha celebrado en Madrid del 23 al 25 de mayo en el Espacio Maldonado de los jesuitas— recordando que la vida consagrada está llamada «a buscar otros horizontes, a explorar nuevos caminos, no solo a reciclarnos para sobrevivir». «No queremos mantenernos para subsistir. No nos contentamos con asegurar una mera permanencia. Somos más ambiciosos en nuestra búsqueda. Más profundos y comprometidos en el discernimiento común».

Durante su intervención, ha asegurado que «quien no anticipa el futuro no encontrará lugar en el futuro» y ha mostrado el deseo de «ser hombres y mujeres de esperanza, testigos del Evangelio en la medida en que logremos ser rostros de la Luz». «Sin esperanza no podemos ser rostros de la Luz. Para ellos hemos de procurar nuestro esfuerzo. La esperanza se lucha y se alcanza con esfuerzo. No se improvisa, se madura más bien en las tensiones de la vida. En los desafíos del presente», ha agregado.

También ha destacado la necesidad de conjugar sabiduría y profecía, como se ha puesto de manifiesto durante las distintas intervenciones. «La Vida Consagrada ha de tejer esas dos dimensiones que refuerzan nuestra identidad carismática. Este es nuestro objetivo principal», ha subrayado.

Asimismo, ha afirmado la necesidad de integrar las tensiones, de unir los contrarios, un arte que «nos recuerda donde está lo importante». Y ha añadido: «Ahí nos jugamos la propia identidad. La consagración religiosa es equilibrio, porque lo entrega todo para el bien de las relaciones comunitarias y para el mejor servicio en las tareas y apostolados». En su opinión, «los otros también nos realizan» y «forman parte de nuestro recorrido vital y nos devuelven la pasión de comprender la aventura humana como una aventura sagrada».

Triple mirada

Finalmente, el presidente de la CONFER ha animado a una triple mirada para «percibir mejor los signos de los tiempos». Se trata de una mirada ecológica, que «nos permite ser más sostenibles»; una mirada femenina, «que se integra plenamente en el conjunto de la vida consagrada, aquella que aporta cuidado y ternura, tacto y delicadeza»; y la que se hace desde los márgenes del mundo. «Esta última nos desplaza y nos sitúa de otra manera a la hora de configurar nuestro modo de vida», ha concluido.

Antes del discurso del presidente de la CONFER, José Rodríguez Carballo, secretario del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrara y Sociedades de Vida Apostólica, ha animado a los religiosos españoles a través de un vídeo a «caminar juntos», pues «nadie puede construir el futuro en solitarios».

«Reavivemos ese espíritu de sinodalidad que llevamos en nuestra genética de consagrados para que no se duerma, no se deje llevar por la rutina, por los círculos cerrados o el autoritarismo, sino que siga generando vida, creando fraternidad, propiciando espacios de encuentro donde a través del diálogo pueda llegar cada vez más lejos, tan lejos como siempre ha sabido llegar la vida consagrada», ha añadido.

Dispuestos al martirio

Tras la clausura, durante la Eucaristía en la parroquia San Francisco de Borja, el obispo de León y presidente de la Comisión para la Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Ángel de las Heras, ha señalado que si los religiosos quieren ser testigos de luz —como recoge el lema de la asamblea— deben estar dispuestos a que Dios los envíe «donde no se conoce su nombre, donde se vive sin esperanza, donde no hay vida y donde, por tanto, los rostros corren el riesgo de ser desfigurados».

En esta tarea, ha continuado, «los cristianos siempre debemos estar dispuestos a ir al martirio como lo han hecho todos los mártires: alegres por dar la vida por Jesucristo y su causa».