Día de los Abuelos: La Iglesia que cuida de los ancianos
El 26 de julio es la fiesta de santa Ana y san Joaquín, padres de la Virgen María y abuelos de Jesús. Es la fiesta de los abuelos. El Papa Francisco, recientemente, escribía: «A veces descartamos a los ancianos, pero ellos son un tesoro precioso: descartarlos es injusto y una pérdida irreparable». Las Hermanitas de los Pobres son una de las congregaciones que dedican su vida al cuidado de los ancianos con menos recursos y en el siguiente reportaje, elaborado por la Diócesis de Málaga, abren las puertas de su residencia en Málaga para conocer de cerca su labor
Sor María Montserrat, de las Hermanitas de los Pobres, de Málaga, llegó a la residencia de las Hermanitas de los Pobres de Málaga hace escasos dos meses, pero lleva más de 40 dentro de la Congregación.
La lista de espera para entrar en esta residencia es larga y aumenta por semanas y es que este hogar tiene -afirma sor María Montserrat- un sello especial: «El espíritu de familia que reina y la sencillez de relaciones que se establece entre residentes, hermanitas y cuantos trabajan con nosotras o nos visitan». Y continúa: «Los ancianos que acogemos son pobres, y cuando solicitan el ingreso realmente lo hacen motivados por la necesidad y la imposibilidad de acceder a otro lugar. Cuando llegan, procuramos que se sientan acogidos y queridos por todos. Les facilitamos pequeñas responsabilidades de distracción y ocupación que les hacen considerar su nueva residencia como su propia casa. Fácilmente se integran en el nuevo ambiente y se ven contentos y serenos. La lista de las peticiones de ingreso es larga».
Sor María Montserrat lamenta que, «en la sociedad actual, se acrecienta el número de los ancianos, y las condiciones sociales y económicas que vivimos no favorecen que puedan recibir la atención que necesitan en su propio domicilio. Cuando acuden a nuestra casa, solicitando poder ingresar un día, la mayoría presentan un grado importante de dependencia. A quienes aún son relativamente válidos les animamos a que tomen esa decisión lo más pronto posible para asegurar su ingreso. Las plazas de que disponemos para las personas dependientes y con cuidados especiales son limitadas y debemos asegurar su ocupación con los que lo necesiten de nuestra propia casa. Por ello, es más fácil y rápido el ingreso de ancianos válidos que de ancianos dependientes».
El Papa Francisco ha hablado en varias ocasiones de los ancianos y de la riqueza que suponen para la familia y para la sociedad en sí. Sor María Montserrat afirma que «las palabras del Papa nos dan ánimo para seguir nuestra misión de servicio a los ancianos y tomar una mayor conciencia del valor de toda persona, en cualquier etapa y condición de salud en que se encuentre. Nos recuerda que nuestros abuelos han tenido un papel heroico en la transmisión de la fe y debemos agradecérselo».
Sobre la importancia de los voluntarios, «la sabiduría y la experiencia de los ancianos puede enriquecer mucho a los más jóvenes y estos aportan alegría y juventud a los ancianos», concluye Sor María Montserrat.