Dheysi (14 años) llevó a la ONU la discriminación que sufren las chicas en Perú
Chicas africanas, latinoamericanas y europeas entregaron 83.160 firmas al Alto Comisionado para los Derechos Humanos en el marco de la campaña La Luz de las Niñas
A pesar de los nervios por estar hablando en público en la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos con tan solo 14 años, Dheysi Gonzales Soto y sus compañeras lo hicieron tan bien que una experta les dijo: «En unos años algunas de vosotras vais a estar en estos asientos».
Dheysi fue una de las muchachas que el pasado 17 de enero entregaron en la sede de esta institución en Ginebra (Suiza), 83.160 firmas de apoyo para el fin de la violencia contra las niñas en el marco de la campaña La Luz de las Niñas, de Entreculturas, Fe y Alegría y el Servicio Jesuita a Refugiados (SJR). La acompañaban Josefina Tíu, de Guatemala; Sandra Hellari, de Sudán del Sur; Naty Coronado, de España y Maimouna Konate, de Chad.
«Claro que estuvimos muy nerviosas», confiesa entre algunas risas Dheysi a Alfa y Omega. «Nunca me imaginé que haría algo así. Pero con la seguridad de estar expresando todas las dificultades que viven las chicas» en el mundo. Así, pudo subrayar a quienes la escuchaban el «gran valor» que tenía para ellas esta visita y «tener la oportunidad de contarle nuestros problemas a personas como ustedes, que pueden ayudar a mejorar nuestro futuro».
Se refería sobre todo a «tener un nuevo mañana, donde no existan los estereotipos y la violencia». Charla con este semanario durante su último día en España: «Lo estoy pasando muy bonito, es hermoso». Es la última parada antes de volver a casa después de la visita a Suiza. Así concluye un largo proceso.
«Todavía hay violencia»
Para ella, todo empezó cuando en Huancayo le ofrecieron formarse sobre «temas fundamentales como la discriminación», los prejuicios hacia las chicas y la necesidad de «valorarse y amarse a una misma». El objetivo era que ella, luego, pudiera transmitir estas mismas ideas a chicas más pequeñas mediante talleres lúdicos.
«En las casas se piensa que por ser niña tienes que cocinar y atender a tus hermanos. Debes tener una familia y no puedes acceder a una educación solo por ser mujer». Y ay de ti si te gusta el azul en vez del rosa. También en el colegio «los niños te dicen que tienes que barrer», relata.
Reconoce que la situación ha mejorado respecto a la época de sus abuelos, cuando en su casa hubo casos de violencia doméstica. «Mis padres han intentado cambiar eso para que mi hermana y yo tengamos un buen futuro», cuenta agradecida. Pero reconoce que «en parte de mi entorno sí existe y se normaliza la violencia todavía».
Líder para niñas más pequeñas
Dheysi está muy satisfecha de su trabajo con muchachas más jóvenes y subraya su «transformación» a través de las actividades didácticas y lúdicas. «Al inicio se notaba que no conocían estos temas, estaban muy cohibidas y no participaban». Pero a medida que se iban desarrollando los talleres «ya identificaban los tipos de violencia y contaban sus experiencias. Incluso decían que iban a dar esa información a sus amigas y a invitarlas». Asimismo, empezaban a «brindarse apoyo mutuo».
Al final, «ya sabían cómo reaccionar y qué decir» al recibir mensajes estereotipados o machistas y cómo hacer ver que «están mal» además de qué hacer para no repetir ese reparto de roles. Por eso, subraya que una de las peticiones que plantearon al Alto Comisionado era «que se difundan más campañas» de este estilo «en más contextos para que las chicas puedan conocer sus derechos».
Instituciones cercanas
La siguiente etapa fue juntarse e intercambiar experiencias con otras chicas. «Fue un aprendizaje mutuo», que le sirvió para darse cuenta de que «los problemas que surgen en contextos tan diferentes son casi similares». También constató que «juntas podemos cambiar» las cosas.
Y, por fin, llegó el momento de presentarse ante el Grupo de Trabajo sobre la Discriminación de las Mujeres y las Niñas del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos llevando las firmas recogidas en el marco de la campaña. Después de escucharlas, «nos dijeron que van a realizar informes de cara a los gobiernos de cada uno de los países que representamos para que se formulen leyes que incluyan nuestras peticiones».
«Mi experiencia fue magnífica», asegura. «Me di cuenta de que estas organizaciones están cerca de nosotras, aunque pensemos que están lejos. Podemos acudir a ellos para que se pueda mejorar nuestra realidad».