Despedida de Tailandia con los jóvenes: «Dios tiene un plan para cada uno de ustedes»
Durante la Misa en la catedral de la Asunción, Francisco ha pedido a los jóvenes «estar bien arraigados en la fe de nuestros mayores» para «que el fuego del Espíritu Santo no se apague y puedan mantener viva la mirada y el corazón»
El último acto del Papa en Tailandia se lo ha reservado a los jóvenes, a los que ha invitado a ponerse en camino para que se encuentren «con lo más hermoso que [el Señor] nos quiere regalar: la venida definitiva de Cristo a nuestras vidas y a nuestro mundo».
Dios «sabe que por medio de ustedes entra el futuro en estas tierras y en el mundo, y con ustedes cuenta para llevar adelante su misión hoy», ha afirmado Francisco durante la homilía de la Misa celebrada en la Catedral de la Asunción. «Así como Dios tenía un plan para el pueblo elegido, también tiene un plan para cada uno».
Pero en esa misión, ha advertido el Pontífice, «es frecuente que, frente a los problemas y obstáculos», ante el «sufrimiento de personas queridas o la impotencia de experimentar situaciones que parecen imposibles de ser cambiadas, entonces la incredulidad y la amargura pueden ganar espacio e infiltrarse silenciosamente en nuestros sueños, haciendo que se enfríe nuestro corazón, se pierda la alegría y que lleguemos tarde» al banquete de su reino.
Para que esto no ocurra, «para que el fuego del Espíritu Santo no se apague, y puedan mantener viva la mirada y el corazón, es necesario estar bien arraigados en la fe de nuestros mayores», ha clamado el Santo Padre. «Sin este firme sentido de arraigo, podemos quedar desconcertados por las “voces” de este mundo que compiten por nuestra atención». Son voces «atractivas», y al principio «parecen bellas», pero «con el tiempo» solo dejan «vacío, cansancio, soledad, y van apagando esa chispa de vida que el Señor encendió un día en cada uno», ha añadido Bergoglio.
Además, «la idea no es quedarse presos del pasado, sino aprender a tener ese coraje capaz de ayudarnos a responder a las nuevas situaciones históricas». La de los mayores «fue una vida que resistió muchas pruebas y mucho sufrimiento. Pero en el camino, descubrieron que el secreto de un corazón feliz es la seguridad que encontramos cuando estamos anclados, enraizados en Jesús».
El Papa ha incluido con una segunda invitación a los jóvenes: «los invito a mantener viva la alegría y a no tener miedo de mirar el futuro con confianza. Arraigados en Cristo, miren con alegría y miren con confianza. Esta situación nace de saberse buscados, encontrados y amados infinitamente por el Señor. La amistad cultivada con Jesucristo es el aceite necesario para iluminar el camino, vuestro camino, pero también el de todos los que los rodean».