Desde activistas en Honduras hasta adolescentes de Valencia, unidos por la Tierra
Este jueves se celebra el Día Internacional de la Tierra. El Papa ha pedido en Twitter «sanar» las «relaciones dañadas» con «el Creador, los demás seres humanos y el resto de la creación»
Este jueves, 22 de abril, se celebra el Día Internacional de la Tierra. Una convocatoria a la que se han sumado, desde distintos lugares del mundo, diversas entidades vinculadas a la Iglesia mediante concursos, testimonios o webinars. A la cabeza de ellas ha estado el Papa Francisco, que a través de Twitter ha compartido la necesidad de «sanar» las «relaciones dañadas» con «el Creador, los demás seres humanos y el resto de la creación». Estos lazos «son esenciales para sostenernos a nosotros mismos y a todo el entramado de la vida».
«La tierra es el espacio donde se materializa la vida. No es solo el terreno, sino que es todo aquello que lo compone y lo que se construye a su alrededor. Incluso las relaciones sociales», ha afirmado en un sentido parecido la activista Bertha Zúñiga Cáceres. La hija de la activista indígena hondureña Berta Cáceres y también coordinadora general del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras ha compartido algunas reflexiones con las organizaciones de cooperación al desarrollo de la Compañía de Jesús Alboan y Entreculturas.
Foco de explotación y asesinatos
Junto a ella estaba el padre Ismael Moreno, del equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación de los jesuitas en Honduras. Ha denunciado cómo la tierra, hogar y fuente de sustento para los indígenas, se está convirtiendo en un foco constante de ataques. «Los ríos, las minas y los bosques son entendidos como un campo para capturar y convertirlo en dinero, llevándose por medio a las poblaciones», ha explicado. En Honduras, la deforestación y la destrucción de la naturaleza sigue estando muy presente con el fin de conseguir productos como madera, aceite de palma y minerales.
Frente a esta situación, y a la poca implicación institucional, es muy importante el papel de las organizaciones y los activistas sociales. Aunque también implica un grave peligro. Tras el asesinato de Cáceres en 2016, otros 40 líderes indígenas y ambientales han sido asesinados. Esto supone la tasa más alta de muertes por este motivo per capita. «La idea no es morir acá como mártires, sino que queremos luchar por vivir en un país diferente», ha subrayado Zúñiga. «Nuestra apuesta es por la vida, por desterrar de este país a los grupos de poder que explotan la tierra y violentan a las mujeres y a las poblaciones indígenas».
Papeleras inteligentes en Valencia
Igual que Zúñiga Cáceres, aunque de otra manera, 72 alumnos de seis colegios e institutos de Valencia han querido aportar su granito de arena a hacer más sostenible su entorno. En este caso, el litoral mediterráneo. Son los participantes en la semifinal del concurso Think smart, create green (Piensa de forma inteligente, crea en verde), organizado por la Universidad Católica de Valencia (UCV). Celebrada este miércoles, la iniciativa forma parte de las actividades del consorcio transnacional europeo de educación superior e investigación, EU-CONEXUS. La UCV forma parte de él junto con otras cinco universidades europeas, todas costeras, que quieren apostar por la sostenibilidad urbana inteligente.
Raquel Blave, miembro del equipo CONEXUS en Valencia, explica que este proyecto está integrado en el programa Erasmus+. Busca que los centros de estudios superiores miembros «aúnen fortalezas» para ofrecer a los estudiantes la mejor formación en temas relacionados con el mar y las costas. Una de las áreas de trabajo es «acercar la investigación que se hace en la universidad a los estudiantes no universitarios». El concurso ofrecía a los alumnos de 2º de ESO la posibilidad de realizar pósters ambientales o contar historias mediante fotografías. A los de 3º se les pedían vídeos con testimonios de personas vinculadas a la costa o el diseño de papeleras inteligentes.
Un título único en sostenibilidad
Las aportaciones, afirma Blave, han sido «fantásticas». «La papelera ganadora, por ejemplo, es un diseño que se basa en el de las roombas» o aspiradoras autónomas, «que se desplaza» movida mediante energía solar «y además detecta el tipo de residuo». Se llama EcoBak y la han creado los alumnos del colegio Mater Dei, de Castellón. «También otras tenían su programación, hasta el punto de no permitir abrir la tapa» de un tipo de residuos si lo que se va a tirar debe ir en otra parte del contenedor. Además, «en alguno de los colesse van a empezar a usar» las papeleras que han creado.
La meta de EU-CONEXUS, con todo, es mucho más ambiciosa. Se está caminando hacia una titulación común que ofrezca la formación necesaria para mitigar el «excesivo impacto humano en la costa». Así, «la UCV puede ofrecer todo lo relacionado con el grado de Ciencias del Mar y la biotecnología, con un máster en Biotecnología Azul». Al mismo tiempo, «en otra universidad, esta vez en Rumanía, son expertos en arquitectura sostenible», y estudian «si las construcciones que se están haciendo en las costas son respetuosas con los ecosistemas».
Es necesario restaurar la Tierra
El lema de la cita internacional de este año, Restaurar nuestra Tierra, apunta a la puesta en marcha el próximo 5 de junio (Día Mundial del Medio Ambiente) del Decenio de la ONU sobre la Restauración de los Ecosistemas. Pero ha servido a Fernando Chica Arellano, observador permanente de la Santa Sede ante la FAO y el Programa Mundial de Alimentos a una reflexión más amplia sobre qué puede aportar la Iglesia a esta restauración.
Chica explica que en general se habla de una doble estrategia frente al cambio climático. «En primer lugar, mitigar, suavizar, frenar o reducir» sus efectos reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero. Y, al tiempo, «adaptarse» mediante la reforestación, la diversificación de cultivos o la edificación sostenible. Este doble enfoque es «pragmático, posibilista» e «imprescindible». Pero invita a preguntarse, desde la fe cristiana, «si eso es todo lo que podemos hacer, si este enfoque agota nuestra respuesta». Y la respuesta es no. No es necesario solo «restaurar» los ecosistemas. También «unas relaciones sanas con el cosmos, con toda la creación».
Esta perspectiva se basa en último término en que «los creyentes sabemos que el plan de Dios consiste en llevar a plenitud todo el cosmos, restaurando, recapitulando, reuniendo todas las cosas en Cristo». Pero esta meta, para Chica, implica aquí y ahora una llamada a emprender «un giro radical, un cambio de paradigma» en el pensamiento, la política, la educación y los estilos de vida.