(Des)conectados - Alfa y Omega

(Des)conectados

Barcelona se ha convertido esta semana en destino mundial y escaparate universal. Todos pendientes de los últimos hallazgos en telefonía móvil; de ese dispositivo que, además de permitirnos llamar…

Rosa Cuervas-Mons
Foto: AFP/Josep Lago

Barcelona se ha convertido esta semana en destino mundial y escaparate universal. Todos pendientes de los últimos hallazgos en telefonía móvil; de ese dispositivo que, además de permitirnos llamar por teléfono, nos ayuda también a enviar mensajes al otro lado del charco, contar los pasos que caminamos al día y hasta, si nos apetece, estudiar nuestro ciclo de sueño.

Sin ánimo de ofender a quienes cantan estos días las maravillas de los celulares y reconociendo, claro, las múltiples ventajas que nos ofrecen a todos a lo largo del día, parece necesario hacer una pequeña reflexión sobre el espacio que los móviles ocupan en nuestras vidas.

Si lo prueban, se sorprenderán de lo que les cuesta abandonarlos durante… ¿una hora? ¿Les parece fácil? Pues ni cinco minutos saben ya pasar en silencio algunos jóvenes sin consultar los mensajes o revisar si alguno de sus contactos ha cambiado la foto de perfil.

El dato concuerda con el que ofrece el estudio de Arbitrion and Edison Research (publicado en 2015 en La Vanguardia), que señala que el 91 % de los usuarios de smartphone lo consulta 150 veces al día. Ciento cincuenta.

Se ha visto a enamorados con el móvil encima de la mesa en una cena romántica y a madres de familia estresadas que acuden a yoga y dejan el teléfono a escasos tres centímetros de su cabeza.

No se pierden un solo mensaje –que seguramente podía esperar– y quizá sí muchas miradas que ni podían ni debían hacerse esperar. Leen al instante el último y urgente correo electrónico, pero se les pasa de largo que en el silencio que buscaban con esa clase podían haber encontrado el mejor consejo para su hijo.

Cuando es más importante recibir un mensaje de Whatsapp que recibir un abrazo, ha llegado el momento de tomar con firmeza ese móvil, apretar fuerte el botón de off y dedicar cinco minutos, cinco, a escuchar el silencio. A darse cuenta de que desconectar es la mejor forma de conectar con la vida de verdad, que está lejos, muy lejos, del Mobile World Congress.