Decálogo de supervivencia para familias: «En esta oscuridad podéis ser una luz muy grande»
La Delegación de Familia y Vida de Toledo ha lanzado un decálogo de supervivencia para familias recluidas en casa por el coronavirus, «un momento que es un reto, pero también puede ser una oportunidad para las familias para poner al Señor en el centro y reforzar sus lazos», afirma el delegado, Miguel Garrigós
El equilibrio entre trabajo, ocio y oración; el cuidado del tiempo que se pasa conectado; la necesidad de horarios y rutinas; la importancia del perdón; la centralidad del Señor en el matrimonio y en la familia…, estas son algunas de las claves que ofrece la Delegación de Familia y Vida de la archidiócesis de Toledo en un decálogo para familias que ha difundido con motivo del confinamiento por coronavirus.
Se trata de unas pistas sencillas para que las familias puedan vivir bien esta situación de confinamiento, «que además de un reto puede ser también una oportunidad», afirma Miguel Garrigós, delegado de Familia y Vida de Toledo.
Para Garrigós, este tiempo, «que mal vivido nos puede descolocar, porque no estamos acostumbrados a pasar tanto tiempo en casa juntos», puede sin embargo ayudar a las familias «a poner al Señor en el centro y a reforzar sus lazos».
Es lo que está pasando en muchos hogares de su entorno: «Lo que me llega estos días es que están viviendo esto como un tiempo de gracia. Dentro de la gravedad de la situación, del dolor que hay a nuestro alrededor, hay muchas familias agradecidas por esta ocasión de pasar tanto tiempo juntos, por poder hablar, por poder jugar con los hijos…».
Para el delegado, se trata de «una oportunidad para los padres de dar una catequesis vivida a sus hijos, de comprobar la Providencia de Dios, de decir que Él no es el origen del mal, y que al contrario, Él puede sacar el bien de cualquier mal».
Gráficamente, explica que esta circunstancia «nos está llevando al Calvario, donde junto a la cruz del Señor hay otras dos cruces. Podemos subirnos a una en una actitud de confrontación, de división, de discusiones permanentes, de tensión… O bien elegir nuestra cruz mirando a Jesús, uniéndonos a Él, viviendo más en el para qué que en el por qué… Las familias saldrán transformadas si lo viven así, con Jesucristo en primer lugar. Unidos a Él será un tiempo de mucha fecundidad para las familias».
Paradójicamente, a pesar de estar encerrados en casa, las familias cristianas tienen que mirar hacia fuera y compartir con otras familias alejadas su experiencia estos días: «Ahí está su gran labor de estos días: estar en contacto con otras familias animando a rezar juntos, a pedirnos perdón, a hablar mucho, a no estar todo el tiempo aislados y conectados a series, juegos, internet… En este momento de oscuridad, las familias están llamadas a ser una luz muy grande».
Haced un plan. Como matrimonio cuidad con delicadeza vuestro amor de esposos, ya que el sacramento del Matrimonio es fuente de salvación para toda la familia. Sentaos a diseñar una estrategia a la luz del Señor que os ayude a aprovechar este tiempo de gracia que os ofrece el estar en casa.
Dad un sentido de fe.Tened una reunión familiar en la que expliquéis lo que está sucediendo, resolviendo las dudas que puedan tener vuestros hijos. Enseñadles que tenemos que cuidar nuestro cuerpo porque es templo del Espíritu Santo, sabiendo que debemos cuidar principalmente nuestra alma. Aclarad que Dios nos el origen de esta pandemia, sino que la causa última es el pecado original que introdujo la enfermedad y la muerte. Pero Dios, que es providente, es capaz de sacar bienes de todo, incluso de los males. Hablad sin miedo del cielo, nuestra verdadera patria. Todo esto es una prueba para crecer en el amor verdadero.
Que nuestro hogar sea Betania para Jesucristo vivo. Inculcad en vuestra familia que el corazón de Jesús está vivo y mora en vuestro hogar y espera todo de vosotros. Él no solo es uno más de la familia, sino que debe ser el centro de vuestro hogar. Os invitamos hacer o renovar la consagración de vuestra familia al Corazón de Jesús.
Sentido de renuncia y sacrificio. Estos días de estar tanto tiempo juntos encerrados en casa nos ofrecen múltiples ocasiones de obedecer y de ceder en nuestro orgullo. Son muchos los pequeños sacrificios que podemos hacer a lo largo del día. Es fundamental darles un sentido: consolar al Señor, pedir por la conversión de los pecadores, pedir para que se acabe el coronavirus, por la salud de los enfermos, por los que están solos…
Fijad un horario. Para que la familia no vaya a la deriva estos días es muy bueno que planteéis un horario en el que se combinen tiempos de ocio y de cumplir las obligaciones. Un horario que sea flexible y revisable, en el que haya tiempo para el ocio, para el estudio y la lectura, y para hacer manualidades. No pasa nada porque los hijos se aburran.
Cuidad el tiempo en familia para el Señor. Este tiempo debe estar fijado en el horario. Aprovechad esta situación para sacar un rato diario de oración en familia, en la que comentéis el Evangelio del día, en la que deis gracias por todo lo bueno que habéis recibido, ayudando a los hijos a descubrir al Señor presente en cada cosa. Rezad el rosario en familia, sin miedo a que los niños se aburran. Participad en la Misa cada día a través de los medios de comunicación. Hacer la comunión espiritual en casa. Distribuid estos momentos de oración a lo largo del día para que se puedan aprovechar bien y los hijos disfruten de ellos.
Ordenad el uso de la televisión y de internet. La gran tentación es dejar que los niños, para que no molesten, estén todo el día enchufados a la televisión, conectados a internet, en redes sociales o en juegos virtuales.
Promoved actividades de ocio en familia. El amor es creativo y os invitamos a pensar qué podéis hacer juntos en familia: juegos de mesa, ejercicio físico, sencillas representaciones teatrales, quizás sobre pasajes de la Biblia, vidas de santos o cuentos populares.
Escuchad a vuestros hijos. Dedicadles tiempo, hablad con cada uno. No dejéis pasar esta ocasión para atenderlos, para conocerlos mejor, para compartir sus inquietudes, sus anhelos y sus preocupaciones.
Importancia del perdón.Teniendo tanto tiempo para estar juntos, seguramente habrá roces, riñas, pérdida de paciencia, enfados. Por eso, en la oración familiar dedicad un tiempo a pedir perdón, en primer lugar al Señor y en segundo lugar a los miembros de la familia.