Deán de Santiago: «Hay quien empieza como turista y termina como peregrino» - Alfa y Omega

Deán de Santiago: «Hay quien empieza como turista y termina como peregrino»

Comienza el Camino de Santiago que Alfa y Omega recorrerá cada tres semanas, en un curso marcado por la llegada de un nuevo Año Santo Compostelano. La primera etapa nos lleva hasta la Oficina del Peregrino que controla las credenciales, que se reparten por toda la geografía. Allí nos encontramos con Segundo Pérez López, su director. En la conversación, el también deán de la catedral de Santiago de Compostela resalta el profundo valor espiritual de la peregrinación, también para los no creyentes, muchos de los cuales se confiesan al llegar a la catedral después de 20 o 30 años sin hacerlo

José Calderero de Aldecoa
Segundo Pérez López, director de la Oficina del Peregrino y deán de la catedral. Foto: © Yasunobu Kobayashi / Sekaibunka-Sha

Comienza nuestro Camino de Santiago. ¿Cómo nos preparamos?
En lo que respecta al Camino en lo material, el gran consejo es ir lo más ligeros que sea posible. Es importante además planificar las rutas, para no hacer demasiados kilómetros. Lo ideal es andar entre 20 y 30 cada día. Y luego hay que prever el tema de los albergues en los que se desea dormir. Por otro lado, hay quien hace caminatas previas para prepararse y, aunque esto no es imprescindible, cuanto más preparado esté uno más fácil les resultará la caminata. También hay que prestar atención a la preparación espiritual, pero esta es más íntima y personal.

¿Hay gente no creyente que hace el Camino con un sentido espiritual?
A pesar de que la gente está hoy más secularizada, son muchos los que hacen el Camino por motivos espirituales: para dar gracias a Dios por algo, para pedir por la salud de un enfermo, para ofrecerlo por un difunto… Es más frecuente de lo que podemos pensar, sobre todo en estos tiempos de coronavirus. Hay personas que empiezan como turistas o para tener una experiencia de encuentro con ellas mismas, y luego acaban convirtiéndose en peregrinos. En este sentido, creo que el Camino de Santiago, más allá de la experiencia de encuentro, es, ante todo, una gran fuente espiritual. Se percibe muy claramente cuando ves a gente que cuando llega a la catedral se confiesa y hace 20 o 30 años que no lo hacía.

Todo esto se detuvo con el confinamiento. ¿Cómo han reaccionado los peregrinos ante la reapertura?
Hemos tenido peregrinos, pero mucha menos cantidad que en años anteriores. En agosto de 2019 podían llegar alrededor de 3.000 peregrinos al día, y en agosto de 2020 en torno a 1.000.

¿Cuáles son las previsiones para el Año Santo Compostelano?
Es imposible hacer previsiones, dependemos de lo que ocurra con el COVID-19. Nosotros tenemos todo preparado y estamos a la espera. Estos meses previos nos los estamos tomando como un ensayo de lo que pueda ocurrir en 2021.

¿Qué pasará con el Año Santo si la situación se descontrola?
El Año Santo se va a celebrar en 2021 sí o sí. Otra cosa distinta es que la gente pueda venir o que puedan tener acceso a la catedral por la puerta santa. El arzobispo me ha dicho que lo vamos a celebrar, aunque estemos nosotros solos. Dependiendo de la situación, contemplamos la idea de pedirle al Papa que se extienda algunos meses. De momento, tenemos planificadas las Misas del peregrino por la mañana y por la tarde, las confesiones, las horas santas o el abrazo al apóstol.

¿Qué nos puede enseñar el Camino ante la situación de pandemia?
Nos enseña a salir de nosotros mismos, a encontrarnos con los demás y a tomar nuestra cruz de cada día, que ahora se hace más evidente. Es decir, nos enseña el camino hacia Jesús y hacia los hermanos. Recuerdo a dos mujeres, una periodista de la BBC y otra profesora de Oxford que, sin conocerse previamente, forjaron aquí una amistad para toda la vida. Hace poco una libanesa me decía que el Camino era el mejor lugar de diálogo de toda Europa.

¿Qué mensaje le gustaría trasmitir a los futuros peregrinos?
Que no van a sentirse defraudados si realmente hacen con espíritu de fe el Camino de Santiago. Esta experiencia marcará un antes y un después en su vida, porque la peregrinación es una experiencia de evangelización como no hay otra en España.