¿De quién será lo que has preparado? - Alfa y Omega

¿De quién será lo que has preparado?

Lunes de la 29ª semana del tiempo ordinario / Lucas 12, 13-21

Carlos Pérez Laporta
Parábola del rico insensato. Rembrandt
Parábola del rico insensato. Rembrandt. Gemäldegalerie de Berlín (Alemania).

Evangelio: Lucas 12, 13-21

En aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús:

«Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia». Él le dijo:

«Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?». Y les dijo:

«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes». Y les propuso una parábola:

«Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose: “¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”. Y se dijo:

“Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”. Pero Dios le dijo:

“Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”. Así será el que atesora para sí y no es rico ante Dios».

Comentario

«Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?». Jesús no pretende convertirse en un juez civil. En el plano de la división de la herencia no debe sustituir a las autoridades civiles.

Pero eso no significa que Él no sea juez. Porque a Él no le ha constituido juez la comunidad o la tradición. Él es el juez porque así lo ha decidido el Padre. Él juzgará al final de los tiempos, y juzgará toda nuestra vida. Por eso Jesús lleva la pregunta al terreno en que la muerte criba toda la existencia: «Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?». En la mayoría de problemas humanos prima el interés inmediato. Tomamos la mayoría de decisiones como si nuestra vida en la tierra no fuera a acabar y tuviéramos nosotros que sostenerla acumulando bienes; por eso buscamos el reposo acumulando seguridades terrenas: «alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente».

Por eso, Jesús nos advierte: «guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes». La vida, ¿de qué depende? ¿En qué consiste? La vida consiste en ser «rico ante Dios», y es ahí donde Jesús es juez. La vida es un don de Dios, y por tanto por definición consiste en vivir de la gracia. Lo que la cumple, lo que le da descanso, lo que le da sentido es llenarse de gracia. Solo vivida con y para Dios nuestro trabajo de hoy cobrará sentido.