Cuestión de enfoque - Alfa y Omega
Oración por las víctimas de la guerra, en la plaza de las Iglesias de Mosul (Irak). Foto: Efe / EPA / Alessandro Di Meo.

La brecha abierta por un misil entre los escombros de Mosul pone en el punto de mira al Papa Francisco durante uno de los momentos más impactantes de su viaje a Irak, el primero que realizó en 2021. Un destino desaconsejado y que solo fue posible por la firmeza del Pontífice.

El gris del polvo y de los restos de lo que antes eran las cuatro iglesias de una de las plazas del centro histórico de Mosul desdibuja y a la vez iguala el fondo de esta escenografía de la destrucción y odio fanático que se cebaron sobre Irak. Allí el Papa, en medio de un paraje desolador y sobre una alfombra de color rojo sangre, alzó la voz para que nadie, nunca más, mate a los hermanos en nombre de Dios. Francisco se conmovió al pensar en los cristianos que tuvieron que abandonar Irak para no ser degollados, y la imagen de un Pontífice de blanco entre las ruinas provocadas por la barbarie sirvió de revulsivo al mundo para ayudar al país en su reconstrucción y para recordarnos a todos que la fraternidad es más fuerte que el fratricidio, y la esperanza más fuerte que la muerte.

Quienes conocen a Francisco saben bien que sus viajes se planifican bajo el único enfoque que le interesa: el misionero. Por eso, aun convaleciente de la operación del pasado mes de julio, puso rumbo a Budapest para presidir la Misa de clausura del 52 Congreso Eucarístico Internacional. Fue el inicio de un agotador periplo de cuatro días con destino final en Eslovaquia, donde rindió homenaje a millones de católicos que sufrieron el comunismo, y puso de manifiesto que aún se discrimina a la población gitana que sobrevive en barrios convertidos en guetos amurallados. Días antes de cumplir 85 años sintió que tenía fuerza para más y se dirigió a las antiguas fuentes de Europa, Chipre y Grecia, para pedir solidaridad ante el drama de los refugiados y mejorar la relación fraterna con los ortodoxos. En Lesbos tocó de nuevo las llagas de las migraciones forzadas y recordó a Europa que le falta humanidad. En el fondo, todo es cuestión de enfoque: que salgan en las fotos aquellos a los que muchos se empeñan en dejar fuera de plano.

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