Cuatro años de tregua para el laberinto vaticano en China - Alfa y Omega

Cuatro años de tregua para el laberinto vaticano en China

La renovación hasta 2028 del acuerdo para el nombramiento de obispos hará más fácil el diálogo a largo plazo que cuando se prorrogaba cada dos años. Gracias a él ha habido nueve ordenaciones

Victoria Isabel Cardiel C.
Yang Yongqiang (centro) y Vincent Zhan Silu saludan al Papa en un receso del Sínodo
Yang Yongqiang (centro) y Vincent Zhan Silu saludan al Papa en un receso del Sínodo. Foto: CNS.

Hasta el 2018, China nombraba a los obispos que quería de forma unilateral, sin contar con la aprobación del Papa. Había, por otro lado, obispos clandestinos que por ser fieles al Vaticano eran perseguidos. Por eso, el acuerdo para llenar las vacantes episcopales de mutuo acuerdo era la llave para evitar un posible cisma. Hace seis años «cambiaron radicalmente los conceptos de Iglesia oficial e Iglesia patriótica», asegura el religioso español Estaban Aranaz Aranda, que destaca precisamente la unidad eclesial en China como uno de los frutos más esperanzadores. Por eso, celebra la noticia de la renovación del acuerdo, anunciada el pasado martes.

Este agustino recoleto lleva desde 2015 en Shanghái, diócesis de la que es titular el obispo Joseph Shen Bin, el gran protagonista del congreso que impulsó el Vaticano en junio con motivo del centenario del primer Concilio de la Iglesia católica en China, celebrado en esa ciudad en 1924. Durante ese encuentro, el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, dejó claro hacia dónde mira el Papa: «Esperamos poder tener una presencia estable en China». Un deseo en el que aseguró que están trabajando las partes negociadoras, aunque el reconocimiento por parte de la Santa Sede de Taiwán como Estado ha sido tradicionalmente un punto de fricción. En los últimos años, la diplomacia vaticana ha logrado abrir varios canales de diálogo paralelos. Por ejemplo, el pasado 14 de agosto el cardenal Matteo Zuppi mantuvo una importante conversación con el responsable especial del Gobierno chino para asuntos euroasiáticos, Li Hui.

Claves
  • Ocho obispos pertenecientes a la Iglesia clandestina han obtenido el reconocimiento público de Pekín, aunque diez siguen en arresto domiciliario.
  • «La Iglesia en China es la misma que la Iglesia católica en los demás países». Joseph Yang Yongqiang fue, la semana pasada, el primer obispo chino en hablar en un Sínodo.

Pero más allá de las cuestiones geopolíticas, Aranaz Aranda ha experimentado en primera persona los beneficios del acuerdo. Hasta 2018 solo tenía un permiso de estudiante para residir en el país, pero ahora cuenta con «un visado» que le permite llevar a cabo, como sacerdote, algunas «labores y servicios, aunque solo para los extranjeros». Este religioso español en China precisa que no se le permite ser párroco o dar formación al clero local. Aun así celebra como otro triunfo que «con reconocimiento oficial» las autoridades chinas le hayan autorizado a desarrollar actividades pastorales «como la celebración de Misa o la catequesis para la comunidad hispanohablante y de lengua portuguesa» en una de las 145 parroquias que hay en Shanghái. Antes solo los párrocos chinos podían hacerlo.

Destaca también que el acuerdo está permitiendo desatascar la sequía episcopal en China, aunque «lentamente». En este momento, en China hay «120 diócesis, de las que la mitad está sin obispo». Muchas tienen como administradores a «sacerdotes». Sin el acuerdo, se corría el riesgo de las autoridades chinas las rellenasen a su antojo. Según los términos conocidos —las cláusulas que se han firmado siguen siendo confidenciales—, el Papa sigue teniendo la última palabra sobre los nombramientos episcopales en China; es decir, cuenta con una especie de derecho a veto a las propuestas que hace Pekín. La Santa Sede, por su parte, se ha comprometido a no nombrar más obispos sin contar previamente con la aprobación china. De momento, desde 2018 se han producido nueve ordenaciones episcopales.

Asimismo, por primera vez el acuerdo ha sido prorrogado por cuatro años; es decir, estará en vigor hasta 2028. Para el exdirector de AsiaNews y misionero del Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras (PIME) en Hong Kong, es una gran noticia. La renovación cada dos años era «una espada de Damocles» que impedía a los negociadores trabajar a largo plazo. Ahora se va a tener más tiempo para «afianzar el diálogo», sobre todo, en lo relacionado con el establecimiento de una «relación más directa con la Iglesia local» que no pase necesariamente por la aprobación de las autoridades chinas.

Nuevo cargo

El Papa nombró el pasado martes al arzobispo de Madrid, el cardenal José Cobo, como nuevo miembro del Dicasterio para las Iglesias Orientales, que se ocupa de todas las Iglesias católicas que siguen un rito distinto al predominante en Occidente, el latino. Ya desde el pasado mes de marzo era ordinario para los fieles católicos orientales residentes en España, cargo en el que sustituyó al cardenal Carlos Osoro.