Papa Francisco: «¿Cuántos jóvenes que los europeos hemos vaciado de ideales se enrolan en el ISIS?»
En la rueda de prensa de vuelta de Cracovia, el Papa Francisco rechazó una vez más identificar islam y terrorismo y puso ejemplos concretos de musulmanes que buscan el diálogo y la paz. También explicó cómo prepara sus discursos, tan cercanos al lenguaje juvenil: «Me gusta hablar con los jóvenes y me gusta escuchar a los jóvenes»
Los católicos están en shock después del bárbaro asesinato del padre Hamel. Usted dijo que todas las religiones quieren la paz, pero él fue asesinado en el nombre del islam. ¿Por qué cuando usted habla sobre terrorismo no pronuncia nunca la palabra «islam»?
A mí no me gusta hablar de violencia islámica, porque todos los días, cuando hojeo los periódicos, veo violencia, aquí en Italia: está aquel que mata a la novia o a la suegra, y estos son violentos católicos bautizados. ¿Si hablara sobre violencia islámica también debería hablar sobre la violencia católica? No todos los islámicos son violentos. Es como una macedonia, hay violentos en las religiones. Una cosa es cierta: en casi todas las religiones siempre hay un pequeño grupo fundamentalista. También nosotros los tenemos. Y cuando el fundamentalismo llega a matar (se puede matar con la lengua, lo dice el apóstol Santiago, no yo, y se puede matar con el cuchillo) no es justo identificar el islam con la violencia.
Tuve un largo dialogo con el gran imán de al-Azhar: ellos buscan la paz, el encuentro. El nuncio de un país africano me decía que en la capital de su país siempre hay una cola de gente para pasar por la puerta santa y algunos se acercan a los confesionarios. Pero la mayor parte va a rezar al altar de la Virgen, y hay musulmanes que quieren hacer el Jubileo. Cuando estuve en República Centroafricana fui a verlos, el imán se subió al papamóvil. Se puede convivir bien. Hay grupitos fundamentalistas. Me pregunto, ¿cuántos jóvenes que nosotros europeos hemos vaciado de ideales van a la droga, al alcohol o van allá y se enrolan? Sí, podemos decir que el llamado ISIS es un estado islámico que se presenta como violento, porque como carta de presentación nos hace ver cómo degollaban a los egipcios. Pero este es un grupito, pero no se puede decir, no es verdad y no es justo decir que el islam es terrorista.
Además de las oraciones y del dialogo, ¿qué iniciativa concreta existiría para contrarrestar la violencia islámica?
El terrorismo está por todas partes, recuerde usted el terrorismo tribal de algunos países africanos. El terrorismo crece cuando no hay otra opción. Ahora digo algo que puede ser peligroso… Pero, cuando se pone en el centro de la economía mundial al dios dinero y no al hombre y a la mujer, esto ya es un primer terrorismo. Has expulsado la maravilla de la Creación y has puesto en el centro el dinero. Este es un primer terrorismo de base… pensémoslo.
Santidad, la represión en Turquía después del golpe es tal vez peor que el golpe de Estado: militares, jueces, diplomáticos, periodistas… Más de 13 mil arrestos, además de 50 mil personas despedidas. Una purga. Anteayer el presidente Erdogan respondió a los que lo criticaban que pensaran en sus asuntos. Queremos preguntarle por qué no ha hablado de esto hasta ahora. ¿Teme repercusiones sobre la minoría católica?
Cuando tuve que decir una cosa que no le gustaba a Turquía, pero de la que yo estaba seguro, la dije, con las consecuencias que ustedes conocen [en referencia al genocidio armenio]. Pero estaba seguro. No he hablado hasta ahora porque no estoy todavía seguro, con las informaciones recibidas, sobre lo que está sucediendo ahí. Escucho la información que llega a la Secretaría de Estado, y las de algunos analistas políticos importantes. Estoy estudiando la situación, con la Secretaría de Estado, y la cosa todavía no está clara. Es cierto, siempre hay que evitar el mal a los católicos, pero no al precio de la verdad. Existe la virtud de la prudencia, pero en mi caso, ustedes son testigos, cuando he tenido que decir alguna cosa sobre Turquía, la he dicho.
«Estaba viendo a la Virgen, ¡y se me olvidó el escalón!»
¿Qué tal se encuentra después de la caída en Czestochowa?
Estaba viendo a la Virgen ¡y se me olvidó el escalón! Estaba con el incensario en la mano y cuando sentí que me caía me dejé ir, y esto me salvó. Si hubiera opuesto resistencia, habría sufrido las consecuencias. En cambio salió todo bien.
En su primer discurso en el castillo Wawel, inmediatamente después de su llegada a Polonia, usted dijo que comienza a conocer la Europa centro-oriental empezando por este país. ¿Qué le pareció?
Era una Polonia especial, porque estaba invadida una vez más, ¡pero por los jóvenes! Cracovia me pareció muy bella, la gente polaca muy entusiasta. Esta tarde, con esta lluvia, había gente por las calles, no solo los jóvenes sino también las viejitas. Tenía cierto conocimiento de los polacos desde que era niño, porque en donde trabajaba papá llegaron algunos polacos. Eran buenos y me volví a encontrar con esta bondad.
Nuestros hijos jóvenes quedaron conmovidos con sus palabras que corresponden bien a su lenguaje juvenil. ¿Cómo preparó estos ejemplos tan cercanos a sus vidas?
A mí me gusta hablar con los jóvenes y me gusta escuchar a los jóvenes. Siempre me ponen en dificultades, porque me dicen cosas que no he pensado o que he pensado a medias. Jóvenes inquietos, creativos… y de ahí tomo este lenguaje. Muchas veces tengo que preguntar qué significan ciertas expresiones. Nuestro futuro son ellos, y debemos hacer el diálogo entre el pasado y el futuro. Por esto yo subrayo tanto la importancia del diálogo entre los jóvenes y los abuelos, para que podamos dar también nuestra experiencia. Que ellos sientan el pasado, la historia, que la retomen y la saquen adelante con el coraje del presente. Es importante. A mí no me gusta cuando escucho decir: «¡Estos jóvenes dicen estupideces!». También nosotros decimos muchas. Ellos dicen estupideces y también buenas cosas, como nosotros, como todos. Nosotros debemos aprender de ellos y ellos de nosotros. Y así se crece sin encierros y sin censuras.
Sobre el cardenal Pell: «Una vez haya hablado la justicia, hablaré yo»
Hay una pregunta que muchos se hacen en estos días: la Policía australiana investiga sobre nuevas acusaciones contra el cardenal George Pell. Esta vez se trata de acusaciones sobre abusos de menores. ¿Según su opinión qué es lo que debería hacer el cardenal?
Las primeras noticias que llegaron eran confusas. Eran noticias de hace 40 años y ni siquiera la Policía les había hecho caso en un primer momento. Después todas las denuncias fueron presentadas y en este momento están en manos de la justicia. No hay que juzgar antes de que lo haga la justicia. Si yo diera un juicio a favor o en contra, no sería bueno, porque juzgaría antes. Es cierto, existe la duda. Y existe también ese principio claro del derecho: «in dubio pro reo». Debemos esperar el curso de la justicia y no hacer primero un juicio mediático, un juicio de los chismes. Hay que estar atentos a lo que decidirá la justicia. Una vez que haya hablado la justicia, hablaré yo.
La semana pasada se habló sobre la participación del Vaticano en las negociaciones para resolver la crisis en Venezuela. ¿Es una posibilidad concreta?
Hace dos años tuve un encuentro positivo con el presidente Maduro. Después él pidió audiencia el año pasado, pero la canceló porque tenía otitis. Dejé pasar un poco de tiempo y después le escribí una carta. Sí, con las condiciones que se hacen en estos casos: se piensa en este momento, pero no estoy seguro, a la posibilidad de que en el grupo de la mediación haya un representante de la Santa Sede.