Cuando el gurú de una secta destroza tu familia
La familia de Frank Spencer se rompió cuando se inmiscuyó en su vida el contacto local de una secta de la India: Las Cámaras Sagradas. Él no pierde la esperanza de recuperar a su familia aunque, por el momento, lo que pide es «que la custodia [de su hija Alicia] sea compartida»
En el año 1995 Frank Spencer conoció a Miriam. «Éramos una pareja normal. Tuvimos una buena relación de compartir cosas. Estuve con ella 22 años. Incluso construimos nuestra propia casa y plantamos más de 3.000 árboles en un terreno que teníamos», explica a Alfa y Omega.
Todo iba sobre ruedas, pero a pesar de la alegría que sintieron en 2011 al enterarse de que Mirian estaba embarazada, los problemas entre ellos comenzaron poco antes de que naciera su hija Alicia.
«Ella quería dar a luz de forma natural y buscó a una profesora de danza del vientre porque con los movimientos de esta disciplina se libera un poco la zona de la pelvis», explica Spencer. Miriam, entonces, tecleó en internet y encontró a Fadia Karaki Issi.
Sin saberlo, Miriam y Frank estaban metiendo en su casa a la persona que terminaría provocando la separación de la pareja y «que Miriam me haya declarado una guerra nuclear», asegura este inglés afincado en Zaragoza.
Dentro de casa
Una vez acabadas las clases de danza, Karaki «se fue metiendo poco a poco en nuestro hogar. Yo tenía una fractura de vértebra y ella vino a ayudarlos con las casa». El problema «es que cada vez pasaba más tiempo con Miriam. Limpiaba, cocinada, le daba consejos sobre la vida en pareja. Y Miriam, poco a poco, también se fue implicando en la vida de Fadia. La llamaba 20 veces al día y pasaba horas y horas en el sótano cuando nuestra hija estaba en el colegio».
La situación se volvió tan insostenible que un día Frank le pidió a Miriam: «Deja un poco a Fadia, porque está siempre en casa. Te has implicado demasiado». Pero ella no le hizo caso. Al contrario, «incluso desaparecieron juntas un par de días sin decir a dónde habían ido».
Ruptura pública y total
Cuando Miriam volvió a casa tras su desaparición de dos días, se encontró de nuevo por primera vez a Frank en el colegio, a donde este había ido a recoger a Alicia. Y «delante de todos los padres, con la cara desencajada, me gritó: “Tengo miedo de ti, me das pánico. Hemos terminado, ahora los abogados van a arreglar esto”. Yo no entendía nada».
Desde entonces, explica Frank, «todo ha ido de mal en peor». Posteriormente, «me enteré de que Fadia Karaki Issis es el contacto local de la secta de las Cámaras Sagradas en España y tenía a Miriam totalmente captada. Hacía sus ritos en el sótano de su casa y decía que tenía un enlace directo con Dios, que se pueden curar cosas y solucionar problemas familiares muy arraigados».
Custodia compartida
Mirian y Alicia terminaron yéndose de casa y ahora ella tiene la custodia total de la niña. «Yo solo puedo ver a mi hija cuando me dan un permiso judicial. Cuando estamos juntos, procuro que ella se sienta feliz y que esté bien, aunque sé que su madre está utilizando a Alicia para intentar hacerme daño a mí».
Frank se despide de Alfa y Omega sin perder la esperanza de recuperar a su familia aunque, por el momento, lo que pide es «que la custodia sea compartida», concluye.