«Cuando Jesús nos cura, nos devuelve la dignidad plena»
En el ángelus, Francisco ha lamentado las víctimas y daños causados por el terremoto en Ecuador
El Papa ha reflexionado este domingo sobre el pasaje evangélico que narra la curación del ciego de nacimiento, un prodigio que «no es bien recibido por varias personas y grupos». El Santo Padre ha analizado las distintas reacciones de quienes presenciaron el milagro de Jesús para, en definitiva, advertir contra el fariseísmo. Por ello, ha animado vivamente a leer y releer este evangelio.
En él, los discípulos se preguntan si el hombre es ciego por su culpa o por la de sus padres. Francisco ha usado esta reacción para asegurar que se trata de una forma de pensar más común de lo que parece. Porque «es cómodo buscar un culpable y nosotros caemos en esto que es tan cómodo». Otra reacción es la del escepticismo o el miedo, como sucedía a los padres del ciego. Y la cuarta reacción es la de los fariseos que critican que Jesús haya curado en sábado contra la ley. Para ellos era mejor dejar al ciego como estaba que sanarlo en sábado.
«En todas estas reacciones, emergen corazones cerrados frente al signo de Jesús, por varios motivos: porque buscan un culpable, porque no saben sorprenderse, porque no quieren cambiar, porque están bloqueados por el miedo. Tantas situaciones se parecen a estas. Delante de un mensaje, que es un testimonio de una persona, que es un mensaje de Jesús, buscamos otra explicación, no queremos cambiar y buscamos una vía de escape elegante para no aceptar la realidad», ha indicado el Papa.
«Jesús le ha dado plena dignidad»
Solo uno reacciona bien: el ciego cuya vida siempre había estado llena de sufrimiento y prejuicios de los demás porque, según la gente, debía «pagar por sus pecados o por los de sus antepasados». El Papa ha asegurado que esta reacción obedece a que ya no teme nada y no esconde nada: «Ahora, curado, ya no teme esas actitudes de desprecio, porque Jesús le ha dado plena dignidad. Sucede siempre, cuando Jesús nos cura nos devuelve la dignidad, la dignidad plena».
Tras esta explicación, el Santo Padre ha invitado a ponernos en el lugar de quien observa la escena: «¿qué posición tomamos?, ¿qué hubiéramos dicho entonces? Y, sobre todo, ¿qué hacemos hoy? Como el ciego, ¿sabemos ver el bien y ser agradecidos por los dones que recibimos? ¿Testimoniamos a Jesús o difundimos críticas y sospechas? ¿Somos libres frente a los prejuicios o nos asociamos a los que difunden negatividad y chismes?». Francisco también ha animado a ponernos en la piel de quien «tiene limitaciones» físicas como el ciego, o limitaciones sociales, también como el ciego que vivía abocado a pedir limosna.
«Pidamos la gracia de sorprendernos cada día por los dones de Dios y de ver las diferentes circunstancias de la vida, también las más difíciles de aceptar, como ocasiones para obrar el bien, como hizo Jesús con el ciego. La Virgen nos ayude en esto, junto a San José, hombre justo y fiel», ha concluido el Santo Padre.
San José, un modelo para los padres
Tras el rezo del ángelus precisamente ha felicitado a todos los padres con motivo de este día «para que encuentren en San José el modelo y el apoyo para vivir la paternidad». Y ha invitado a rezar el Padrenuestro a los peregrinos en la plaza.
Antes de despedirse ha hecho dos llamamientos. Por un lado, se ha unido al dolor de las víctimas y damnificados por el terremoto que se produjo en la costa ecuatoriana este sábado. Y como es tristemente habitual, ha invitado a no olvidar al «martirizado pueblo ucraniano que sigue sufriendo los crímenes de la guerra».