«Cristo nos enseñó que el mal nunca tiene la última palabra»
Cientos de ecuatorianos y ciudadanos madrileños se han dado cita este martes por la tarde en la catedral de Santa María la Real de la Almudena para asistir a la Misa funeral por las víctimas del terremoto de Ecuador del pasado mes de abril. Presidida por el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, con él han concelebrado el nuncio de Su Santidad, el arzobispo castrense, el secretario de la CEE, el vicario general de la archidiócesis de Madrid, el deán de la catedral, vicarios episcopales, miembros del Cabildo Catedral y numerosos sacerdotes ecuatorianos. A la ceremonia han asistido los Reyes, el presidente del Gobierno acompañado por su mujer, los ministros de Exteriores e Interior, la fiscal jefe del Estado, representantes del cuerpo diplomático acreditados en España, la alcaldesa de Madrid, y políticos como Albert Rivera y Pablo Iglesias, entre otros.
El arzobispo ha comenzado su homilía recordando que «el título que nos reúne hoy» en la catedral es «hermanos todos en Jesucristo». Y a continuación, al hilo del Salmo 22 proclamado, se ha preguntado cómo se puede entender este terremoto, que causó tantas víctimas mortales. Para el prelado, «Cristo nos enseñó que el mal nunca tiene la última palabra. Que el amor es más fuerte que la muerte». Por eso, «la Iglesia de Cristo está llamada a proclamar este mensaje de esperanza y a confirmar la verdad del mismo con su testimonio».
Ha invitado a los presentes a pensar «por un instante» en la muerte, «es necesario hacerlo». Así, «contra la muerte, deberíamos transformar nuestra vida desde dentro, crear una vida nueva» porque «lo nuevo y emocionante del mensaje cristiano» es «esta nueva vida que se nos da en el Bautismo, que es curativa. Una nueva vida que no puede ser truncada». «Sepamos llorar hoy la muerte de nuestros hermanos, pero también descubrir el gran significado que tiene este dolor, este llanto», ha señalado. En este sentido, ha recordado unas palabras de san Juan Pablo II con motivo del atentado que sufrió, asegurando que «el límite del mal es el sufrimiento de Dios en la cruz». Porque «el mal existe en el mundo también para despertar en nosotros el amor».
Además del lloro por la muerte, «hay que saber tener palabras para decir al hermano: «Tu hermano ha resucitado»». «Esta es la pregunta que Dios nos hace esta noche: ¿Crees esto?», ha cuestionado a los presentes. «Con la fe en la existencia de este poder, ha surgido una historia de esperanza, aun cuando parece que no hay esperanza». Porque «el Dios en quien creemos se compadece del hombre. El hombre tiene un valor tan grande para Dios que se hizo hombre para con-padecer».
Monseñor Osoro ha concluido asegurando que «la estrella de la esperanza en Cristo se hizo presente en el misterio de la Eucaristía» y preguntando de nuevo a los presentes si lo creían. «Que podamos decir: “Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, tú eres el que ha venido al mundo para darnos una palabra”», ha añadido.
La colecta ha sido sustituida por la entrega de un donativo a favor de Cáritas con Ecuador, recogido al finalizar la celebración.
Hermandad del pueblo español
Antes de la bendición final, el embajador de Ecuador en nuestro país ha tenido unas palabras de agradecimiento a los Reyes por «tener la generosidad y la sensibilidad de aceptar la invitación para asistir a esta Eucaristía» así como para las autoridades españolas, que nada más conocer la noticia del terremoto se movilizaron para prestar su ayuda y solidaridad. También ha reconocido que «lo que más nos duele es lo que nosotros más apreciamos: nuestro pueblo», con 12.000 familias que continúan viviendo en albergues. Y ha destacado la presencia del primer grupo de «rescatistas» que se fue a Ecuador a las pocas horas de producirse el siniestro, para ayudar a salvar vidas. «Somos testigos –ha dicho– de la hermandad del pueblo español con el pueblo ecuatoriano», por lo que ha manifestado un «profundo agradecimiento».