Cristianos y judíos reflexionan sobre el diálogo entre ambos
La fe de los judíos, aclara el Vaticano II, «no es para los cristianos otra religión, sino el fundamento de su misma fe». Ambos pueblos están llamados a ser juntos «una bendición para el mundo»
El documento de la Comisión Vaticana para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo del 10 de diciembre de 2015 —50 años después de la declaración conciliar Nostra aetate— propone «una reflexión católica sobre cuestiones teológicas actuales», fruto del trabajo realizado de años durante el pontificado de Benedicto XVI y después del Papa Francisco. El texto resume el camino del servicio pastoral y del diálogo católico-judío durante medio siglo, y menciona los pasos más importantes adoptados por los pontífices en las relaciones con el pueblo de Israel. El documento afirma que «la figura de Jesús es el punto central», así como que «para la propia autocomprensión, los cristianos tienen como referencia el judaísmo», en cuanto que la fe de los judíos «no es para los cristianos otra religión, sino el fundamento de su misma fe». Sobre este punto hace referencia a la enseñanza papal: «Ambas tradiciones de fe tienen por fundamento el único Dios, el Dios de la Alianza, que revela a los hombres a través de su Palabra. En busca de una actitud correcta hacia Dios, los cristianos miran a Cristo como fuente de nueva vida, y los judíos a la enseñanza de la Torá» (Francisco, 30/06/2015).
Judaísmo y cristianismo, por tanto, «son dos formas en las que el pueblo de Dios pueden hacer propias las Sagradas Escrituras de Israel», pero «no hay dos caminos diferentes que conducen a la salvación», siendo única la Palabra de Dios dirigida a toda la humanidad. Partiendo de las alianzas divinas con Noé, Abraham, Moisés y Jesús, se afirma que hay una «única historia de la alianza de Dios con la humanidad», dentro de la cual se inserta la alianza «nunca revocada» con Israel. De qué modo se puede conciliar esta afirmación con la universalidad de la salvación en Jesucristo sigue siendo en el documento una de las preguntas abiertas que «requieren una ulterior reflexión teológica». El capítulo final expone los objetivos del diálogo con el judaísmo: los estudios bíblicos y teológicos, la formación y la educación, el compromiso con la justicia y la paz en particular en Israel, la lucha contra el antisemitismo y la colaboración para aliviar la pobreza y el sufrimiento humanos a fin de ser juntos «una bendición para el mundo».
Año de la Misericordia, vehículo de encuentro entre religiones
El documento alude a los 50 años del Concilio Vaticano II, un aniversario por el que el obispo de Roma ha convocado el Jubileo extraordinario de la Misericordia, auspiciando en la bula de convocación que «este año jubilar vivido en la misericordia pueda favorecer el encuentro con estas religiones [judaísmo, islam] y todas las demás nobles tradiciones religiosas». Más específicamente, Francisco ha mencionado las dos dimensiones principales de las relaciones entre judíos y cristianos durante una reunión con la comunidad judía romana en la Gran Sinagoga de Roma: «La dimensión teológica del diálogo entre judíos y católicos merece profundizarse cada vez más […]. Junto a las cuestiones teológicas, no debemos perder de vista los grandes desafíos a los que el mundo se enfrenta hoy: ecología, conflictos, marginación y pobreza».
Ya en la catequesis de la celebración del quincuagésimo aniversario de Nostra aetate, el Papa reconocía que hoy judíos y cristianos «de enemigos y extraños hemos pasado a ser amigos y hermanos», e invitaba a judíos y cristianos, musulmanes y otros creyentes, junto a las mujeres y los hombres de buena voluntad, a unirse «para cuidar juntos» del mundo y de la humanidad herida.
Especialmente evidente en el documento vaticano es el reflejo del diálogo paciente y profundo que ha encontrado su expresión en obras como Iglesia y judaísmo hoy y Jesucristo y el pueblo judío, precedidas por las precisas presentaciones del cardenal Walter Kasper. Él afirma claramente que «el judaísmo pos-bíblico y la Iglesia no son dos pueblos de la Alianza: son el único pueblo de la Alianza. No representan dos caminos paralelos de salvación». La confrontación con tres breves documentos de intelectuales judíos y rabinos ortodoxos en estos temas será muy útil para subrayar las notables convergencias, y también las diferencias de énfasis y de fondo: Dabru Emet, la Declaración para el futuro jubileo de la fraternidad. Una visión judía nueva de las relaciones entre judíos y cristianos, y Hacer la voluntad de nuestro Padre en el cielo: hacia una asociación entre judíos y cristianos, que proporciona las razones por las cuales «judíos y cristianos deben trabajar juntos como socios para afrontar los retos morales de nuestra época», ofreciendo «modelos de servicio, de amor incondicional y de santidad».
Monseñor Pier Francesco Fumagalli
Traducción del italiano: Juan Luis Vázquez
Monseñor Fumagalli, director de la Academia Ambrosiana de Milán, abre hoy en Madrid el curso del Centro de Estudios Judeo-Cristianos, que este año lleva por título Los desafíos del diálogo judeo-cristiano en el siglo XXI. El acto será a las 19:45 horas en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad CEU San Pablo, y estará presidido por el presidente de la Federación de Comunidades Judías de España, Isaac Querub Caro, preside monseñor Braulio Rodríguez, arzobispo de Toledo.