Cristianos contra la polarización
Las renovadas Semanas Sociales quieren responder a la «ausencia de diálogo, acuerdos y espacios comunes en la esfera pública». En Bilbao han reunido a políticos de todos los partidos, empresarios y sindicatos
Tras más de 100 años abordando los problemas sociopolíticos y económicos que afectan a la sociedad desde la propuesta de la doctrina social de la Iglesia, las Semanas Sociales —que nacieron en España en 1906 bajo el amparo de la Rerum novarum y tras una experiencia previa en Francia que puso el nombre a esta iniciativa— se revitalizan para adaptarse «a las nuevas exigencias» de la Iglesia y la sociedad del siglo XXI, según afirma su actual presidente, Jesús Avezuela.
Una renovación que incorpora la implicación de las diócesis en su preparación —el evento central tendrá lugar en Sevilla del 25 al 27 de noviembre— a través de encuentros preparatorios sobre el tema elegido que, en esta ocasión, es el de la regeneración de la vida pública, en línea con la prioridad de la Comisión Episcopal Para la Pastoral Social y Promoción Humana dentro del plan de trabajo de la CEE, la organizadora. Esta cuestión cobra una especial relevancia en estos momentos, como señala la guía de trabajo, titulada La regeneración de la vida pública, por «la ausencia de diálogo, acuerdos y espacios comunes en la esfera pública» y por la necesidad de trasladar la propuesta del Papa Francisco de la cultura del encuentro y la fraternidad universal.
En este contexto, el papel de los católicos y la Iglesia, añade Avezuela, pasa por «propiciar y generar espacios de encuentro», lo cual no significa «renunciar a los valores ni ser relativistas ni lo que, de manera despectiva, se ha calificado por algunos como moderaditos». «Porque precisamente corren tiempos difíciles donde todo se reduce a verdad o mentira, tenemos la responsabilidad de no colaborar con la destrucción o la descomposición de nuestra cultura. Si no hacemos nosotros el esfuerzo por poner freno a ese ambiente de polarización, quizás podamos arrepentirnos», ha concluido Avezuela, que considera la encíclica Fratelli tutti como un buen prospecto para buscar alianzas con otros sectores ideológicos.
En Bilbao —una de las diócesis donde ya se han realizado encuentros preparatorios junto con Getafe, Orihuela-Alicante, Barcelona y Málaga— han llevado esta iniciativa a su máxima expresión y reunieron recientemente a políticos de distintas sensibilidades —PNV, PSOE, PP, Podemos o Bildu—, además de a empresarios y representantes sindicales y del tercer sector. Una experiencia que han bautizado como Foro Alkargunea y que, según explica Manu Moreno, delegado de Caridad y Justicia de la diócesis, tendrá continuidad en el tiempo. El siguiente paso será una consulta a los más de 20 participantes en el citado encuentro, de modo que puedan incorporar sus opiniones al documento que constituirá la aportación de la diócesis vizcaína a las Semanas Sociales.
Lo más relevante, según explica Moreno, fue la heterogeneidad y la pluralidad del grupo, que mantiene «un vínculo común como creyentes». «Contar con un espacio de encuentro dentro de esa pluralidad y con una mirada conjunta a la justicia social con matices diferentes es muy gratificante, un motivo para estar satisfechos», añade. Todos coincidieron en la preocupación por los más desfavorecidos y por la ecología integral.
Uno de los participantes fue el empresario Iñaki Garcinuño, expresidente de CEBEK, la patronal de Vizcaya, que valora en conversación con Alfa y Omega que la Iglesia quiera acercarse también a todos aquellos que se encuentran fuera de las posiciones de fe y con los que existen elementos en común. En este sentido, reivindica que el ámbito empresarial es tan importante como el político a la hora de transformar la sociedad y que, por tanto, «es importante influir sobre él». «Vivimos un momento en el que las grandes multinacionales y los fondos de inversión tienen un gran poder. La presencia cristiana en esos ambientes ayudaría a humanizar las decisiones y a que tanto la sociedad como los más desfavorecidos reciban ayuda de esas empresas a través de la necesaria obra social», añade.
Precisamente, el documento que sirve como guía para la reflexión pone especialmente el foco en los católicos que se dedican profesionalmente a la vida económica y empresarial, que están llamadas a promover «una economía al servicio de las personas», aunque también se refiere a la importancia de las acciones y actitudes personales en este ámbito, esto es, la honestidad fiscal, el consumo responsable o las finanzas éticas. «Es fundamental consolidar la visión humana de la empresa que, pese a todo, está adquiriendo otros compromisos sociales que van más allá de la búsqueda del mero beneficio», completa Avezuela.
Con todo, el presidente de las Semanas Sociales sostiene que esta llamada al bien común y a la participación en los ámbitos político, económico y social debe ser repensada, pues «la escena pública ha cambiado». «El individuo ha cobrado un especial protagonismo frente al poder que promovían las organizaciones más institucionalizadas —entre otras, la Iglesia—, que fijaban las ideas maestras. Esto ya no es así», concluye.