Cordero meloso con pimientos asados del monasterio El Olivar, en Estercuel (Teruel) - Alfa y Omega

Cordero meloso con pimientos asados del monasterio El Olivar, en Estercuel (Teruel)

Por el monasterio El Olivar pasó Tirso de Molina, quien compuso allí un par de obras. Hoy su entorno acoge a numerosas personas en busca de astroturismo

José Calderero de Aldecoa
El cordero se suele hacer al horno, pero la cazuela le da un toque especial. Foto: Monasterio El Olivar.

A los mercedarios se les encomendó el culto a la Virgen del Olivar casi desde el comienzo de la devoción a esta imagen. «La talla apareció hacia el año 1250 y nosotros llegamos aquí en 1258», explica fray Fernando Ruiz, actual superior del monasterio El Olivar, que hoy está habitado por cinco frailes y dos hermanos (estos últimos no son sacerdotes).

Desde entonces, la orden ha custodiado a la Madre de Jesús bajo esta advocación, tan particular que incluso ha suscitado algunas líneas en nuestra literatura más universal de la mano de Tirso de Molina. El dramaturgo del Siglo de Oro, que también era mercedario, pasó por el cenobio, situado en Estercuel, en la provincia de Teruel, y allí compuso dos de sus obras, La dama del olivar, «un drama costumbrista que ocurre en el pueblo de Estercuel y que termina con un milagro de la Virgen del Olivar», y Los amantes de Teruel, que «puso al monasterio en el mapa», asegura Ruiz.

La comunidad junto a la artista Nati Cañada durante una visita. Foto: Monasterio El Olivar.

La tradición cuenta que la talla mariana a la que escribió Molina apareció dentro del tronco de un olivo, una leyenda que los religiosos honran con el cultivo de 440 árboles de esta especie. «Precisamente este año hemos empezado a comercializar el aceite. Hasta ahora daba para consumo interno, pero en los últimos años hemos tenido buenas cosechas». Según el superior, los frailes han llegado a recoger en alguna ocasión 4.000 kilos de olivas, que son 1.000 litros de aceite.

Junto con la atención de la huerta –de la que se nutre la hospedería monacal– y la oración, «que es lo primero a lo que nos dedicamos», los mercedarios también ejercen de párrocos de los pueblos de alrededor y de capellanes de la cárcel de Teruel, que «está a una distancia considerable, pero que es una tarea que va muy en línea con nuestro carisma». Los mercedarios nacieron con la misión de redimir a los cristianos cautivos, una labor que se ve actualizada en el día de hoy, entre otras cosas, con la atención a los internos de cárceles de distintas partes del mundo. «Tenemos religiosos que se han formado aquí y que ahora están haciendo una labor impresionante en las prisiones de Panamá o trabajando con las maras de El Salvador».

Un baño de estrellas

Más allá de toda esta labor, que podría ser la habitual de cualquier otro monasterio de España, El Olivar ofrece a sus visitantes una actividad bastante singular, un baño de estrellas. El aislamiento del cenobio, situado a cuatro kilómetros del pueblo, hace del lugar un auténtico planetario natural. «Aquí había tradición entre los frailes, o en los campamentos de verano, de salir por la noche a ver las estrellas», explica Ruiz, que juntó esa tradición con su experiencia en el mundo de la fotografía para organizar con sus hermanos una actividad para la observación de estrellas y de fotografía nocturna.

El monasterio es el único cenobio certificado como alojamiento Starlight. Foto: Monasterio El Olivar.

«Entramos en contacto con la Fundación Starlight, que está promovida por el Instituto de Astrofísica de Canarias, e hicimos un curso de astroturismo». Tras la formación y la compra de los primeros telescopios, comenzaron a organizar estas veladas nocturnas «que han crecido de forma inesperada. La gente valora mucho esta experiencia». De hecho, el año pasado el monasterio ganó el segundo premio en la categoría de Mejor Experiencia Turística de Aragón.

La actividad comienza antes de la cena. «La gente llega, se aloja y ya después de cenar salimos fuera del monasterio». Allí ya están preparadas las sillas y los telescopios para una experiencia integral. «Intentamos que la gente escuche los sonidos de la noche, perciba el ambiente frío, huela los olores de las fragancias del campo y, poco a poco, nos vamos introduciendo en la explicación del cielo», resume el religioso. Primero siempre hay una pequeña orientación, «donde está la Estrella Polar o las constelaciones principales», y luego, según el día, «podemos explicar la vida de las estrellas, las distancias del universo, las galaxias…», concluye Ruiz, no sin antes subrayar que «se trata de una experiencia trascendente en sí misma».

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Cordero meloso con pimientos asados

INGREDIENTES

  • Cuatro piezas de cordero
  • Cinco ajos
  • Dos hojas de laurel
  • 100 mililitros de coñac
  • Sal y aceite al gusto
  • Tres pimientos grandes

PREPARACIÓN
Ponemos el aceite en la cazuela y, cuando esté caliente, sellamos las piezas de cordero. Una vez doradas, agregamos el ajo y el laurel. Cuando se sofría el ajo, añadimos el coñac y la sal. Dejamos a fuego lento 45 minutos aproximadamente. Cuanto más lento, mejor. Los pimientos son para el acompañamiento. Hay que asarlos en el horno. Cuando estén un poco quemados los sacamos y, sin dejar enfriar, les quitamos la piel. Luego los cortamos en juliana y agregamos un poco de sal y aceite al gusto.