Corazón de metal, corazón de carne - Alfa y Omega

Corazón de metal, corazón de carne

Maica Rivera

Esta novela es la tercera protagonizada por la detective Bruna Husky, álter ego de Rosa Montero, tras Lágrimas en la lluvia y El peso del corazón. Queda claro que habrá una cuarta, algo que no sorprende porque la autora siempre ha confesado estar más unida a este personaje que a ningún otro. La replicante (es decir, androide en terminología del cine de Ridley Scott) de combate en cuestión es una versión salvaje y brutal de sí misma que en esta nueva aventura, emplazada en los Estados Unidos de la Tierra, Madrid, año 2110, afronta un rescate contrarreloj del inspector Paul Lizard de manos de unos terroristas. Está enamorada del policía desde las limitaciones de su naturaleza artificial, que poco distan de las de muchos humanos. A lo largo de su misión, se debatirá en una lucha interna entre la razón y el sentimiento, la fuerza física y la fragilidad emocional que entiende erróneamente como signo de debilidad.

Montero proyecta, entre la novela negra y la ciencia ficción, nuestros problemas ecológicos, sociales y tecnológicos, radicalizados. Nos enfrenta a un calentamiento global que ha provocado un caos meteorológico, con subida del nivel del mar, asfixiante aumento de la temperatura y feroces sequías alternas «con diluvios bíblicos e inundaciones, huracanes, tornados y granizadas». Nos coloca al borde de una guerra civil que deviene en emergencia interplanetaria, y que parece inevitable por culpa de una lucha por la justicia que olvida la caridad, con una población cada vez más crispada por el populismo y las desigualdades extremas, donde, como anécdota, solo aquellos muy empobrecidos descartan la cirugía estética de su vida y hay que pagar por el aire limpio, el agua y los alimentos naturales, que no sean la plaga de medusas que asola los mares, cantidades cada vez más desorbitadas de dinero. Tampoco es baladí que se refleje como práctica común la compra de «felicidad» prefabricada en forma de chutes de oxitocina y drogas de diseño, un drama planteado al estilo de Aldous Huxley en Un mundo feliz.

Pero, sobre todo, por excelencia, es el escritor Philip K. Dick, autor del clásico del género ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, el referente de este universo apocalíptico (hay alusión expresa al Apocalipsis de san Juan, por cierto), desde la primera novela, como motor de los dos conceptos más potentes del imaginario, ambas estupendas metáforas para hablar sobre la condición humana y la asimilación sana o tóxica del paso tiempo: el tecnohumano con fecha de caducidad, que sabedor de cuándo va a morir no puede olvidar en ningún instante su naturaleza mortal y se rebela contra su creador con gran sufrimiento; y la memoria artificial con que este muñeco es dotado, cuyos recuerdos de infancia le hacen más o menos humano.

«Vivir sin amor es vivir sin miedo pero sin amor no merece la pena vivir». Son algunas de las reflexiones sencillas, de andar por casa, que quedan en el aire. Otras, más complejas, abordan temas como los peligros del transhumanismo al grito de «¡Mi cuerpo es mío!», y la tecnoética.

Los tiempos del odio
Autor:

Rosa Montero

Editorial:

Seix Barral