Condena del Papa a los clientes de trata: «Cualquier forma de prostitución es una reducción a la esclavitud» - Alfa y Omega

Condena del Papa a los clientes de trata: «Cualquier forma de prostitución es una reducción a la esclavitud»

Con motivo del Día Mundial contra la Trata, Francisco recuerda que las prostitutas son «mujeres crucificadas» y que «liberar a estas pobres esclavas es un gesto de misericordia y un deber para todos los hombres de buena voluntad»

Redacción
Audiencia del Papa a los participantes en el Día Mundial contra la Trata de 2018
Audiencia del Papa a los participantes en el Día Mundial contra la Trata de 2018. Foto: AFP Photo / Osservatore Romano.

El papa tiene un mensaje para los clientes de prostitución: «Es una reducción a la esclavitud, un acto criminal, un vicio repugnante que confunde hacer el amor con desahogar los propios instintos torturando a una mujer indefensa».

Es algo que pudo ver con su propios ojos en 2016, cuando visitó una casa de acogida para antiguas prostitutas dependiente de la Comunidad Juan XXIII. «No pensé que allí adentro encontraría a mujeres tan humilladas, afligidas y exhaustas. Realmente mujeres crucificadas». Lo cuenta en el prefacio de Mujeres crucificadas. La vergüenza de la trata relatada desde la calle, un libro de don Aldo Buonaiuto, uno de los sacerdotes responsables de la casa de acogida.

«En la habitación donde encontré a las muchachas liberadas del tráfico de la prostitución forzada, respiré todo el dolor, la injusticia y el efecto de la opresión», narra el papa. Francisco, quien vio en ellas «las heridas de Cristo» después de escuchar sus relatos, sintió entonces «la necesidad de pedir perdón por las verdaderas torturas que tuvieron que soportar a causa de los clientes, muchos de los cuales se definen cristianos».

«Es patológica la mentalidad por la cual una mujer debe ser explotada como si fuera una mercancía para ser utilizada y luego desechada. Es una enfermedad de la humanidad», sentencia el papa. Pero no se queda ahí, también llama a la acción. «Liberar a estas pobres esclavas es un gesto de misericordia y un deber para todos los hombres de buena voluntad», insiste.

Por último, encarga a los políticos a acabar inmediatamente con los abusos diarios que sufren estas mujeres. «Su grito de dolor no puede dejar indiferentes ni a los individuos ni a las instituciones. Nadie debe darse vuelta para el otro lado o lavarse las manos de la sangre inocente que es derramada en los caminos del mundo».

Las palabras de Francisco han sido especialmente sonadas con motivo del Día Mundial contra la Trata de personas. Este delito se ha cobrado 225.000 víctimas entre 2003 y 2016, un 72 % mujeres y niñas, según la Oficina de las Naciones Unidas. La mayoría de víctimas de trata sufren explotación sexual, pero también hay quienes realizan trabajos forzosos, quedan atrapados en matrimonios serviles o, especialmente en el caso de los niños soldados, son reclutados contra su voluntad.