Concluye el primer G7 dedicado a la inclusión de las personas con discapacidad
El Papa ha recibido a los participantes, ante los que criticado la práctica de abortar a las personas con discapacidad antes de nacer
«Ven la radiografía y… de vuelta al remitente». Con estas palabras ha criticado Francisco la práctica de eliminar a las personas con alguna discapacidad «antes de que nazcan», durante su encuentro de esta mañana en el Vaticano con los participantes en la primera cumbre del G7 dedicada a la inclusión social de las personas con discapacidad, que se ha celebrado del 14 al 16 de octubre. Ante ministros provenientes de Francia, Estados Unidos, Canadá, Japón, Reino Unido, Italia y Alemania, el Papa ha arremetido contra «la cultura del descarte» y ha denunciado que en la sociedad las personas con discapacidad son «marginadas» o, en el peor de los casos, se «las envía lejos antes de que nazcan».
Francisco —que ha arrancado su alocución agradeciendo a los países del G7 su compromiso por un mundo más justo e inclusivo— también ha lamentado que las personas mayores sufran esta exclusión. Son desechados como si fueran «zapatos viejos» cuando, en realidad, representan una fuente de sabiduría, ha señalado.
El Pontífice ha recibido de manos de esta delegación el documento llamado La Carta de Solfagnano, elaborado durante el encuentro de dos días en la ciudad italiana de Perugia, en el que se abordan cuestiones clave como la inclusión, la accesibilidad y el respeto a las personas con discapacidad. Para la responsable de inclusión de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), Veronica Donatello, una de las organizadoras de la cita, el encuentro ha sido «una señal de que algo está cambiando realmente en la visión económica mundial».
«Se empieza a comprender que para ir en la dirección del desarrollo integral y sostenible es necesario madurar lógicas inclusivas en todos los ámbitos», subraya a este semanario. En los últimos años «ha habido una lenta toma de conciencia de que las crecientes desigualdades no son solo un problema ético y de justicia social, sino una limitación objetiva para el crecimiento de cualquier Estado».
Prueba de esto es la organización de este G7, en el que se ha hablado entre otros temas de cómo «replantearnos el propio sistema económico partiendo de su finalidad y del valor de la vida de las personas». «Si el objetivo se identificase en el bienestar de cada persona, un verdadero proyecto de cambio deberá mantener unidas varias dimensiones relacionadas: salud, educación y trabajo decente para todos. En la práctica: una economía que no excluya, que sea maternal y no madrastra», concluye.
Donatello también ha estado presente en la audiencia en el Vaticano, durante la que Francisco ha remarcado que la inclusión debe ser una prioridad global al tiempo que ha expresado su preferencia por el término «habilidades diferentes» en lugar de «discapacidad», subrayando que todos tienen algo que ofrecer.
Asimismo, ha reclamado un mayor esfuerzo para garantizar la integración laboral y el acceso a oportunidades dignas, ya que la exclusión en el trabajo es una forma grave de discriminación. También ha destacado la necesidad de garantizar que las personas con discapacidad «puedan elegir su propio camino en la vida, liberándolas de las cadenas del prejuicio».
Hacer que el mundo sea inclusivo significa no solo adaptar las estructuras, sino también «cambiar la mentalidad para que las personas con discapacidad sean consideradas como participantes de pleno derecho en la vida social ya que no hay verdadero desarrollo humano sin la contribución de los más vulnerables».