Concluye el año jubilar de los dominicos: «Seguiremos siendo denunciadores de atropellos»
Los dominicos de España clausuran el jubileo por el VIII centenario de la muerte de Santo Domingo de Guzmán, «una luminosa estrella en medio de la Iglesia», dijo de él el nuncio
Con una Eucaristía presidida por Bernardito Auza, nuncio apostólico en España,concluyó este miércoles el Año Jubilar Dominicano por el octavo centenario de la muerte de su fundador, santo Domingo de Guzmán.
Bernardito Auza explicó la relevancia del santo burgalés en la historia del catolicismo, pues «toda su vida fue una luminosa estrella en medio de la Iglesia. Fue verdaderamente la luz del mundo, no solo por su sabiduría y su bondad o por las obras que realizó, sino por el don que él recibió muy unido a la madre de Dios».
Una nutrida presencia de miembros de la familia dominicana acompañó la celebración, en la que también participó César Valero, vicario en España de la Provincia del Rosario. «Creo que el balance que podemos hacer de este año jubilar es muy positivo –señala a Alfa y Omega Valero–. Nos hemos esforzado mucho por divulgar la figura de un gran santo, no siempre bien conocido en España. Y creo que todas las iniciativas y exposiciones que hemos organizado en las grandes ciudades y también en pequeños pueblos de Castilla donde alguna vez hubo presencia dominicana han tenido un eco muy interesante».
Para Valero, el fundador de los dominicos fue «un hombre verdaderamente extraordinario» y entregado «a la evangelización y a la creación de una humanidad más justa», a lo que ayudó «su talante y su espiritualidad».
Por eso, pasado ya este jubileo, lo que queda por delante es «intensificar en todo lo posible todos los logros que hemos realizado en estos 800 años», lo que significa «seguir siendo en medio de este mundo constructores de justicia y de paz, y denunciadores de atropellos».
«Como solemos decir, no hay vida dominicana sin entrega, sin exponernos y sin correr riesgos por los demás», añade el vicario en España de la Provincia dominicana del Rosario. Concretamente, en el horizonte de la familia nacida bajo la figura de santo Domingo «tenemos ahora el reto de trabajar en el mundo de las nuevas generaciones», porque es «clamoroso» el grito de tantos jóvenes «que viven alejados de Dios y sin inquietudes».
Junto a ello, «nuestra tarea también es dialogar desde la fe con la cultura actual», lo que constituye «un horizonte apasionante», pues «aunque no es fácil que fe, cultura y ciencia nos escuchemos, se trata de algo importante e ineludible», concluye Valero.