Conclusión: Haced lo que Él os diga
María, Reina y Madre de las familias
179. No tienen vino (Jn 2, 3). Esta frase expresa el juicio de María sobre la situación de los esposos de Caná. Es la mirada atenta de una Madre que sabe ver más allá de las apariencias festivas y descubrir la verdadera necesidad que tenía ese matrimonio. Cuando falta la alegría verdadera, surge el desconcierto. El momento de la prueba, aunque sea entrevisto antes, no se entiende en verdad hasta que se vive.
180. Esta misma ha sido la conclusión de nuestra mirada a los matrimonios y a las familias actuales. Se ha extendido mucho el pesimismo en las mismas, amenaza el desaliento y algunas comienzan a dudar de su futuro. Reconocer la realidad en sus defectos, es el modo de sanar la situación. No sirve para nada tapar la enfermedad si sigue creciendo. Pero, como en el caso de María, nuestra mirada cristiana es un juicio con esperanza.
La esperanza nace de la presencia de María y de Jesucristo en esa boda. En el hecho de que es el mismo Jesucristo el Esposo que quiere hacerse presente por medio de su hora (cfr. Jn 2, 4) a la Humanidad, que quiere llenar con su presencia todos los hogares cristianos.
La esperanza nace también de la oración. La Madre intercede ante su Hijo para que socorra la penuria de los esposos de Caná, y de todos los matrimonios y las familias. A esa oración de misericordia se une la voz de la Iglesia. Con esta unión íntima surge la disponibilidad para realizar el deseo del corazón de Cristo.
181. Haced lo que Él os diga (Jn 2, 5). Éste es el testamento de María, su última y más importante recomendación. Es el consejo que nace de una confianza absoluta en Jesucristo, en un conocimiento íntimo de su misión salvífica. La hora de Cristo comienza con la renovación del matrimonio, con la abundancia del vino mejor (Jn 2, 10). Allí está la fuente escondida del amor esponsal en donde se encuentra el principio de todo recomenzar.
Al final de esta Instrucción Pastoral en la que hemos procurado anunciar la Buena Noticia del matrimonio, la familia y la vida, nos hacemos eco del buen consejo de María que debe llegar a cada hombre y a cada mujer en su proyecto de construir ese santuario de la vida que es la familia. María indica a todos la docilidad al Maestro para recibir de nuevo el don inagotable del Amor hermoso[115].