Conciencia cristiana y presencia pública

Un nuevo libro de don Olegario siempre es un reto y una provocación. Máxime si hablamos de un texto dedicado «a algunas de las convulsiones que ha vivido el alma española en los últimos decenios». Un nuevo libro que aborda sin ambages algunas cuestiones clave de la actual situación de la Iglesia en España, en Europa, con un fino análisis de la historia reciente, del actual pontificado y de la comprensión de la naturaleza del ser cristiano en la sociedad plural contemporánea. Un libro sobre la conciencia cristiana, sobre la conciencia pública, social, cultural y política a partir de dos convicciones: el ser humano necesita integrar en su vida los horizontes de absoluto que le abren el pensar y el creer; y el creyente debe saber conjugar el universo religioso y el universo secular. Ciudadanía y cristianía son dos vectores no contradictorios sino convergentes, dos líneas de presencia fecunda. Dos realidades que no exigen la exclusión sino que reclaman inclusión en perspectiva histórica. Un reto, por tanto, a la conciencia cristiana y a la inteligencia de la fe. Y, en no menor medida, también a los interlocutores laicos que desde la sociedad civil y pública desean una serena interlocución con el pensamiento cristiano. Un reto por tanto que exige lectura atenta, serena meditación, reflexión en diálogo y comunidad y, por qué no decirlo, oración, silencio creativo.

Reto y, también, provocación, diría, profética. Porque hay más de una decena de páginas que harán que el lector minucioso vuelva sobre lo ya leído con un rictus de sorpresa y admiración. Sería oportuno poner algunos ejemplos a fuer de caer en el riesgo de descontextualización. Pero no me resisto a copiar literalmente algunas afirmaciones, como por ejemplo la que dice: «Hoy apenas hay voces públicas de hombres de la ciencia, de la universidad, de la literatura y del cine que se muestren sencillamente católicos en público. La cultura, ¿ha dejado de ser católica? Los católicos, ¿no tienen capacidad o no sienten responsabilidad cultural?»(p. 287). O por ejemplo, lo señalado sobre la cuestión de la legitimidad y viabilidad de un partido católico (p. 176), o lo referido a los posicionamientos de la Conferencia Episcopal, tanto en un pasado reciente como en la actualidad (p. 191).

La primera parte de este libro, dedicada a los subsuelos nutricios de la ciudadanía, cultura, religión, ética y política, es inédita. La segunda, bajo el epígrafe titulado «Situaciones y exigencias de la cristianía», es una recopilación de los últimos trabajos de este autor: un referente de la ocupación y de la preocupación pública de la inteligencia de la fe y del diálogo entre el Evangelio y la cultura. De entre ellos destacamos los dedicados a Europa, a la hermenéutica de la continuidad de los pontificados últimos, a los vuelcos o giros y reformas de la Iglesia, y al futuro de la Iglesia en España, con su tareas pendientes, sus luces y sus sombras. Una vez más, gracias don Olegario.