Al hilo de ese supuesto renacimiento espiritual del que tanto se ha escrito en las últimas semanas, hoy me gustaría hablarles del Evangelio según Mateo que ha publicado Blackie Books en su colección de Clásicos Liberados, y de la ambivalencia que me produce esta edición. Empecemos con lo mejor: siempre es una buena noticia volver sobre un texto de esta importancia y encararlo con la frescura del que lo acaba de descubrir. La traductora Roser Homar, doctora en Filología Clásica, hace precisamente esto y nos lo muestra bajo una luz distinta. Mateo, nos recuerda, escribía en koiné, la variedad de griego que usaban Estrabón o Plutarco; pero, a diferencia de ellos, su estilo es simple, coloquial, casi tosco. Homar procura mantener esa aspereza y bucea en busca del sentido más fiel de las palabras, intentando evitar aquellas cuyo significado ha gastado el uso. Así, cuando leemos «error» por «pecado» o «enviado» en vez de «apóstol», es como si llegásemos al Evangelio con ojos nuevos, como si le hubiesen quitado el polvo soplando suavemente y haciéndolo brillar, dándole fuerza. En este aspecto, estamos ante un trabajo magnífico. Aunque cabe plantearse que la editorial, al destacar que es la primera vez que una mujer traduce este Evangelio más que la traducción en sí, esté eclipsando el modo tan fantástico en que se ha abordado.
Dicho lo cual, creo que hay una serie de detalles que podrían distraer a muchos lectores de la reflexión profunda a la que invita una obra como esta. Por un lado, una de las virtudes de este libro es que, tras una apariencia pop —esas páginas naranja flúor, esos degradados—, hay una obra hecha con rigor y ganas. Sin embargo, es un esfuerzo que puede verse deslucido por la inclusión de algunas imágenes, abiertamente desafiantes, que parecen querer compensar el mensaje de san Mateo —déjenme añadir «san», siquiera una vez— con un guiño a cierta parte del público, como si algún malintencionado pudiera pensar que se está queriendo divulgar la Palabra de Dios. Por otro, si uno de los objetivos es elegir los términos que mejor recogen la intención del autor, resulta difícil de entender que se escriba «dios» en lugar de «Dios». Es razonable pensar que el evangelista, de haberlas tenido el griego de la época, hubiera escogido las mayúsculas. Esta y otras decisiones fácilmente malinterpretables quizá merecían una explicación —convincente o no— que no se comparte con el lector.
Con todo, hay que celebrar esta nueva edición, que nos da la posibilidad de acercarnos a las palabras de Mateo de otra manera y nos anima a detenernos, a reflexionar e, incluso —si somos capaces de separar el trigo de la cizaña— a disfrutar.
Roser Homar (traductora)
Blackie Books
2025
384
29,90 €