Con mi padre, camino de Santiago - Alfa y Omega

Con mi padre, camino de Santiago

Colaborador
Ilustración: Asun Silva.

Hola, me llamo Álvaro, tengo once años, y este verano he empezado el Camino de Santiago con mi padre. Han sido sólo tres días, en los que hemos andado entre Sarria y Melide. Aunque terminé muy cansado, sobre todo por el calor que hizo, ya estoy deseando poder continuar y llegar a Santiago.

El Camino ha sido un regalo por varios motivos. El primero, por terminar bien el curso. Un día después de que nos dieran las notas, mi padre y yo nos fuimos en coche hasta Sarria. Así que dejé la mochila con los libros en casa, y cogí la mochila con los sacos de dormir. Ha sido también un regalo por la gente que he conocido estos días: un señor italiano con el que coincidimos todos los días; mi amigo Fernando y mi amigo Andrés, dos niños como yo que iban con sus padres; y un señor holandés que venía en bicicleta desde su país… ¡Y luego yo me quejo de que estoy cansado!

También ha sido un regalo para mi padre y para mí, ya que, como él trabaja, no puede estar mucho tiempo en casa, ¡y ahora estuvimos cinco días juntos! Y también ha sido un regalo para mí, que he aprendido que puedo hacer cosas que no creía que podía hacer, que tengo más aguante del que creía, que he disfrutado de la naturaleza… ¡Y de unos bocadillos buenísimos!

Álvaro, en una etapa del Camino.

Además, he descubierto que el Camino también es un buen lugar para encontrarte con Dios, que se nos ha puesto delante a través de la gente que nos hemos encontrado, en la naturaleza, en las dificultades y en la fuerza que nos ha dado para superarlas. Y nosotros también le tuvimos presente a Él. Todas las mañanas, nada más salir del albergue, rezábamos y ofrecíamos nuestro camino por la familia, por los amigos, por el tío de un amigo que está enfermo… ¡Ah!, se me olvidaba, también aprendí a tocar la campana en la ermita de un pueblecito en el que paramos a descansar. El sacristán me dijo que, si quería, me podía quedar allí de monaguillo y ayudante suyo.

Vamos, que el Camino ha sido muy chulo. Tengo la credencial (un papel en el que se pone un sello por cada sitio que pasas) llena de sellos de colores. Estoy deseando que podamos terminarlo pronto, y dentro de no mucho tiempo hacerlo también con mi madre y con mi hermano pequeño.

Álvaro Fariñas