Siempre Así: «Con amor todo se puede arreglar»
Con 14 discos a sus espaldas, el grupo sevillano Siempre Así ofrece dos conciertos sinfónicos en el Teatro Real de Madrid los días 8 y 13 de junio. Uno de sus miembros, Rafa Almarcha (Sevilla, 1968), cree que la música nos ayuda a recordar que «no estamos tan lejos los unos de los otros como a veces nos pintan los telediarios».
¿Asusta actuar en el Teatro Real?
Más que asustar, impone. Es un escenario único en el mundo. Este concierto sinfónico lo estrenamos en el Teatro de la Maestranza de Sevilla y fue increíble: se agotaron las entradas dos meses y medio antes… Lo hacemos con una orquesta con 80 maestros e intervienen invitados maravillosos. Son tres horas que se pasan rapidísimo. Invitamos al público a dar un paseo por las cosas importantes de la vida: el amor, la amistad, el Rocío y Sevilla, la familia…
Este concierto llega tras casi 30 años de carrera. ¿Cómo fueron los orígenes en el coro de Triana?
Nos formamos como grupo en 1991 y en 1992 sacamos nuestro primer disco. Estábamos todos en el coro de la Hermandad del Rocío de Triana, que es una hermandad con mucha tradición rociera. Además de cantar, nos enseñaron muchas otras cosas que han enriquecido nuestra vida: el valor de la amistad y de la solidaridad, el perdón, el mirar a los ojos al otro y pensar en él antes que en ti mismo… Son valores cristianos que luego nos han servido para desarrollar Siempre Así y mantener esos lazos tan fuertes.
Empezaron casi de adolescentes, ¿cómo se sobrevive a 14 discos y más de 1.000 conciertos?
Damos gracias a Dios por todas las cosas que nos han pasado. Hemos trabajado mucho, eso es verdad, pero sobrevivimos gracias a esa amistad tan fuerte que nos une y la ponemos por encima de todo. Son muchas horas juntos y pueden surgir roces, pero no hay nada que no se solucione rápido, hablándolo y con un abrazo a tiempo.
Como director musical y productor, ¿le ha tocado ejercer de árbitro?
En el tema musical confían en mí, pero en el día a día nos entendemos democráticamente y se hace lo que dice la mayoría. Somos siete y nunca empatamos [se ríe].
«Llegarán tiempos mejores, llegarán días de flores»… En los malos momentos, ¿dónde han buscado fuerzas para seguir?
Esa canción se llama El sentido de la vida y, si la seguimos un poco más, dice que la respuesta es bien sencilla: es tu fe. Nosotros somos cristianos y nos agarramos mucho a nuestra fe en Jesucristo y en Dios. En los peores momentos, la fe te saca del hoyo para que puedas disfrutar de días mejores.
Es un pasaje que empieza con una composición preciosa de Carlos Gómez, un músico maravilloso que ya no está con nosotros. Luego canto yo El sentido de la vida y, después, Jesús Quintero hace una reflexión sobre la fe desde la parte más humana.
¿Qué supuso estrenar letras así, que forman parte de La Misa de la alegría, en la catedral de Sevilla?
Fue un antes y un después. Parece que nos empujaron desde arriba a hacer ese disco porque, desde que empezamos a plantearlo, hubo momentos inexplicables: que las canciones salieran solas cuando yo me paro mucho componiendo, que una discográfica grande quisiera hacer una Misa… y grabándolo estuvimos en sitios como Senegal, Nicaragua o Italia.
Sentíamos que era un buen momento para invitar a la gente a reflexionar, con la mirada de Jesucristo en nuestros días, y a tender puentes. Y para que descubriéramos que no estamos tan lejos los unos de los otros como a veces nos pintan los telediarios.
En una de las letras recientes hablan de «alguien que me quiera tal como soy». ¿Nos hace falta querernos más tal y como somos?
Lo que hay es que aceptarnos como somos. Hay una canción que dice: «Así los quiero, con sus virtudes y con sus defectos. En este mundo nadie es perfecto, aunque lo pueda aparentar». No se trata de meter el dedo en la llaga ni de estar alabándonos todo el tiempo, sino de llevar las cosas con naturalidad, sabiendo que todos podemos fallar.
«Los hombres han llegado hasta la Luna», pero en la Tierra seguimos sin entendernos…
Esa canción habla de esperanza y de que con amor todo se puede arreglar. Tiene tanto tiempo que dice «si desde Sevilla puedo hablar con alguien que esté en Nueva York» [se ríe] y ahora lo tenemos todo a mano. El amor es el motor que puede hacer que las cosas cambien siempre y que cambien a bien. Soy optimista.
Siempre así, ¿hasta cuándo?
Mientras haya ilusión. Estamos viviendo un momento precioso, con conciertos en los mejores escenarios y tenemos un público muy fiel. Se van cumpliendo todos nuestros sueños.