¿Cómo es Afganistán visto desde dentro? - Alfa y Omega

Tras 20 años de ocupación, Estados Unidos concluyó en agosto de 2021 la retirada de sus tropas de Afganistán. En ese momento, los talibanes atacaron Kabul y tardaron una mañana en recuperar el poder (parece que con el beneplácito de los americanos). Este grupo procede en su mayoría de la tribu de los pastunes, la más numerosa de las que habitan Afganistán. Son un grupo muy conservador en su interpretación del islam. Prohíben no solo el consumo del alcohol en todo el país, sino también otra serie de cosas que en Occidente nos parece impensable prohibir: la música, los juegos de mesa o las cachimbas —muy populares en los países árabes—. Básicamente está prohibido todo aquello que sea divertido o cuyo objetivo sea el mero disfrute. Celebramos allí la última Nochevieja y tuvimos que conseguir unas cachimbas en un local clandestino. Por supuesto, de conseguir alcohol ya ni hablamos…

El país también ha sido noticia frecuentemente en la prensa occidental por las restricciones de los derechos de las mujeres. En diciembre, una semana antes de que llegásemos, anunciaron la prohibición de acceso a la educación a todas las mujeres mayores de 12 años, por lo que estas no podrán acudir al instituto ni a la universidad. Quizás por ello tuvimos mayores problemas de los habituales para que nos permitieran el paso en varios puntos de control talibanes, ya que sospechaban que éramos periodistas extranjeros encubiertos, según nos explicó la agencia organizadora del viaje.

Mercado de los pájaros en Kabul. Foto: Álvaro Hernández López-Quesada.

Es obligatorio que las mujeres lleven hiyab en público, pañuelo que cubra el pelo y el pecho, pero no necesariamente la cara. El burka azul, que tapa la cara entera, es recomendado por los talibanes como «el mejor hiyab», pero no es obligatorio. Se ve a más mujeres con burka en las zonas rurales que en las ciudades, pero su uso no es mayoritario. Hay que tener en cuenta que algunas mujeres están acostumbradas a salir a la calle con la cara tapada desde que alcanzan la pubertad, por lo que es complicado que, tras años usando el burka, decidan de repente mostrar su cara en público. Ya no es solo un tema religioso sino también cultural.

Paradójicamente, el país es más seguro para los turistas ahora que los talibanes están en el poder que durante los años de ocupación estadounidense, pues los propios talibanes eran los causantes de muchos atentados y secuestros. Quieren ser vistos por la comunidad internacional como un Gobierno legítimo y seguro. Sin embargo, siguen produciéndose ataques terroristas, causados por grupos todavía más extremistas, como el ISIL o Estado Islámico. Consideran que los talibanes no son auténticos musulmanes, pues se han aliado con el gran enemigo del islam (Estados Unidos) para recuperar el poder. Además, aseguran que se han quedado sus armas y reciben unos 40 millones de dólares semanales de los americanos para la reconstrucción del país, que el ISIL tilda de «dinero sucio».

Sakhi Sha-e Mardan, conocida como la mezquita azul, en Kabul. Foto: Álvaro Hernández López-Quesada.

La gente se sorprendía de ver a un grupo de turistas por la calle, pero solía reaccionar cariñosamente. Los pocos que chapurreaban inglés se acercaban a nosotros para preguntarnos de dónde éramos y si nos estaba gustando el país. Al contestarles afirmativamente, nos pedían que por favor contásemos en nuestros lugares de origen que Afganistán era un lugar que merecía la pena visitar y que ya es mucho más seguro para los turistas. Una de las principales virtudes de los habitantes de los países de la legendaria Ruta de la Seda (Irak, Irán, Afganistán…) es su hospitalidad. Nos invitaron varias veces a comer o cenar en casas y se desviven por agradar a sus huéspedes.

Es un país que tiene mucho que ofrecer a sus visitantes, con espectaculares mezquitas de azulejos verdes y azules, muy semejantes a las de otros países de la Ruta de la Seda como Irán o Uzbekistán. También tiene reliquias de su pasado preislámico, como eran los budas de Bamyan, dos estatuas talladas en la roca de una montaña, de unos 50 metros de altura, que fueron dinamitadas en 2001 por los talibanes por considerar que eran monumentos pertenecientes a una religión pagana. El vídeo de las explosiones puede encontrarse en YouTube. Y por si esto no fuera suficiente, cuenta con una gran riqueza natural. Infinitas montañas y lagos se extienden por todo el país. Este relieve montañoso —particularmente vistoso en invierno por la nieve— es el principal causante de la diversidad tribal y era una de las razones por las que Estados Unidos sospechaba que Osama bin Laden podía esconderse en las montañas de Tora Bora, cercanas a la frontera con Pakistán.

Soldado talibán en un puesto de control en la antigua ciudadela de Alejandro Magno en Balkh. Foto: Álvaro Hernández López-Quesada.

Ojalá que Afganistán avance hacia una situación de paz de la que no ha podido disfrutar en los últimos 100 años. Se han sucedido la ocupación británica, la soviética y, hasta hace poco más de un año, la americana, aderezadas con guerras civiles y tribales entre medias. La mayoría de la población no quiere otra cosa que vivir una vida próspera y tranquila, como la que disfrutamos la mayoría de los occidentales y no apreciamos todo lo que deberíamos.