Comienza el sexto centenario del Papa Luna, el Pontífice «que se mantuvo en sus trece»
Un sello conmemorativo y la exposición La forja de un Papa en Calatayud abren los actos del sexto centenario del Pontífice que se negó a abdicar
La celebración del sexto centenario de la muerte de Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor, más conocido como el Papa Luna, arrancó el sábado con la presentación de un sello postal conmemorativo en Illueca (Zaragoza), su localidad natal. El evento se suma a la inauguración el miércoles en Calatayud de La forja de un Papa, una exposición itinerante producida por el Ayuntamiento de Illueca sobre uno de sus hijos ilustres. Todo ello se une a varios libros, conciertos y representaciones teatrales que tendrán lugar este año en el homenaje que va a recibir el Papa Luna.
«Don Pedro Martínez de Luna ha pasado a la historia como un hereje y un antipapa —señala Ignacio Herrero, alcalde de Illueca y uno de los mayores expertos en su figura—, pero no es así. Cuando uno investiga su vida se puede encontrar con un personaje polifacético, que tuvo una gran influencia en la política de su tiempo, por ejemplo, organizando el Compromiso de Caspe, que dio una paz duradera a Aragón y a España durante muchos años».
Herrero destaca que «también tuvo un gran papel en la consolidación del arte mudéjar en su tiempo como mecenas. Y su apuesta por la universidad fue decisiva, poniendo a la Universidad de Salamanca en un lugar destacado de su tiempo y fundando desde Peñíscola la Universidad Saint Andrews, la institución universitaria pionera en Escocia, y la Universidad de Perpiñán».
En el terreno eclesiástico, siendo cardenal, tuvo buenas relaciones con Urbano VI en Roma y Clemente VII en Aviñón, pero se mantuvo fiel a este último y fue elegido su sucesor en 1395. «Él no fue cismático en realidad —atestigua Herrero—. Simplemente se sabía elegido según las normas canónicas, con 29 votos de 30 cardenales, y solo quiso defender sus derechos, aunque sus oponentes quisieron envenenarlo para librarse de él».
Cuando el cardenal Martínez de Luna fue elegido Papa tras la muerte de Clemente VII, tomó el nombre de Benedicto XIII. Su obstinación hizo imposible la propuesta de mediación del rey Carlos VI de Francia para resolver el Cisma de Occidente, pues cuando en un momento dado hubo tres Papas simultáneamente —Juan XXIII, Gregorio XII y él—, Luna siempre se consideró el único legítimo al haber sido elegido cardenal antes.
Aunque el Concilio de Perpiñán declaraba su legitimidad, el posterior Concilio de Pisa arbitró la elección de un nuevo Papa (Alejandro V) lo que obligaba a renunciar a los existentes con anterioridad. Benedicto XIII no aceptó la solución y de ahí procede la expresión «se mantuvo en sus trece». El Papa Luna acabó sus días aislado en el castillo de Peñíscola, excomulgado por un Papa posterior, Martín V.