Códices. Joyas de las catedrales gallegas en la Edad Media. Medievo luminoso
El Códice Calixtino, o el primer libro impreso en Galicia son dos muestras de las 12 joyas del patrimonio documental de Galicia, reunidas por primera vez en la Historia en la exposición Códices. Joyas de las catedrales gallegas en la Edad Media, en Santiago de Compostela
El Museo Centro Gaiás, de la Ciudad de la Cultura, de Santiago de Compostela, acoge la muestra Códices. Joyas de las catedrales gallegas en la Edad Media, hasta el próximo 6 de enero.
Se trata de 12 ejemplares únicos en Europa, que datan de entre los siglos V y XV, y fueron custodiados por la Iglesia desde el medievo. Se los presenta ahora por primera vez juntos, lo que, según José Manuel Sánchez, comisario de la exposición y técnico medievalista del Archivo de la catedral de Santiago, ofrece «una oportunidad única para sumergirse en el patrimonio producido en el marco de la Iglesia en Galicia desde la Edad Media». Esta época, lejos de los tópicos oscurantistas, se percibe a través de los códices llena de luminosidad. El desarrollo cultural se atisba en miniaturas, imágenes, colores, manuscritos e imprentas; y toda una organización social, económica y política queda reflejada en los folios y pergaminos.
Han sido varias las instituciones religiosas –cabildos catedralicios y diócesis– que han prestado estas piezas, que muy rara vez salen de los archivos en los que se preservan: dos de ellas han sido cedidas por la catedral de Lugo (el Libro X de Pergameos Reais y el Libro XI de Bulas Papais), una por la catedral de Mondoñedo (el Tombo pechado) y otra por el Seminario de Mondoñedo (la Legenda Mayor) Además, también se expone el Misal Auriense y el Breviario Auriense, de la catedral de Orense, y cuatro obras de la catedral de Santiago (el Códice Calixtino, el Brevario de Miranda, el Tombo A e Historia Compostela), así como dos textos procedentes de la catedral de Tui (el Pontifical y el Pasionario Tudense).
El consejero gallego de Cultura, Educación y Ordenación Universitaria, don Jesús Vázquez Abad, destacaba la importancia de la tarea ejemplar de la Iglesia en la preservación de la riqueza cultural, y el esplendor del medievo en Galicia y la Península Ibérica a lo largo de los siglos. Al final, el objetivo no es otro que preservar la historia para aprender de ella, entender quiénes somos y construir, atendiendo al pasado, el presente que nos ha tocado vivir.
El Códice Calixtino es la piedra angular de todas las fuentes jacobeas medievales. Se elabora a mediados del siglo XII, se atribuye al Papa Calixto II -de ahí la denominación de calixtino– y aúna en su conjunto buena parte de las diversas tradiciones que fluían por Europa en relación con el Apóstol Santiago. Éstas eran tan amplias y variadas que dieron lugar a cinco libros de temáticas bien diferentes: I. Libro litúrgico; II. Libro de los Milagros de Santiago; III. Libro de la Traslación; IV. Historia Turpini; V. Guía del Peregrino. En sus folios, descansan cuatro fabulosas miniaturas y multitud de capitales miniadas, pero su riqueza viene dada, además, por el gran apéndice de polifonía que lo acompaña. La compilación del Códice implicó el refuerzo de uno de los principios básicos en el ascenso de la Iglesia de Santiago desde el siglo IX: la peregrinación. Su elaboración se comprende únicamente en el contexto de refuerzo de la sede compostelana y de una documentación histórica bien cubierta por el Tumbo A.
La producción de libros litúrgicos ocupa un lugar muy destacado en el ámbito de la cultura medieval y está vinculada especialmente a las instituciones eclesiásticas. En el Breviario Auriense, se une esta línea con la difusión de los oficios jacobeos, pues el texto recoge el oficio de la Traslación de los restos de Santiago, así como la propia fiesta del Apóstol tomados del Códice Calixtino. Nos remite ello a la difusión de los textos del Liber Sancti Iacobi y su plasmación en diversos códices, como el Calixtino, este Breviario Auriense, o el Breviario de Miranda. Este códice orensano no tiene notación musical y fija el texto en dos comunas, con las letras capitales en rojo y azul.