Científicos, jóvenes y la Iglesia piden ambición a la Cumbre del Clima
La pandemia no debe usarse «como excusa para retrasar o diluir la acción» a favor del clima, subrayó Chiara Martinelli, de CIDSE, durante el encuentro virtual organizado por la Comisión COVID-19 del Vaticano en vísperas del quinto aniversario del Acuerdo de París
La Cumbre de Ambición Climática, que se celebra este sábado en el quinto aniversario del Acuerdo de París, debe hacer honor a su nombre. Es la exigencia que lanzaron el miércoles los participantes en el panel de alto nivel Fe, ciencia y juventud – una llamada a una Cumbre del Clima ambiciosa, organizado por la Comisión COVID-19 del Vaticano junto con entidades colaboradoras como COMECE (Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea), CIDSE (Alianza Internacional de ONG Católicas de Desarrollo), el Movimiento Católico Mundial por el Clima y Cáritas, además del Instituto Postdam para la Investigación del Impacto Climático.
La intervención del prefecto del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral, cardenal Peter Turkson, estuvo marcada por el sentido de urgencia. «No llegamos a este punto con un historial que nos permita regocijarnos. Vamos camino de superar los 3º C de subida de temperatura», lamentó. Pero, mirando hacia delante, apuntó que «la crisis nos invita a planear de otra forma nuestros viajes, a construir nuevos modelos. Es lo que el Santo Padre nos invita a hacer con su llamada a una conversión ecológica».
«No escaparemos del calentamiento global por la reducción de las emisiones» registrada en los últimos meses a causa de la pandemia, subrayó el profesor Hans Joachim Schellnhuber, del Instituto Postdam. «Tenemos que hacerlo de forma sistemática, no en modo de crisis», añadió. Y la necesidad es cada vez más urgente, dado que cinco años después de su firma, solo unos pocos países están cumpliendo los compromisos que en él se fijaron.
Sin excusas
Tampoco es admisible que «se usen los desafíos de la pandemia como excusa para retrasar o diluir la acción» a favor del clima, añadió Chiara Martinelli, de CIDSE. Al revés, son «un imperativo añadido para un cambio transformador, para aumentar la ambición y las acciones a favor de un futuro justo y sostenible a todos los niveles». Los gobiernos «tienen una responsabilidad específica» en este ámbito; una responsabilidad que debe manifestarse en lo que anunciarán el sábado. Pero también «nosotros como individuos podemos hacer nuestra parte para avanzar».
Hindou Oumarou Ibrahim, de la Asociación de Mujeres Peul Autóctonas de Chad (AFPAT por sus siglas en francés), reflexionó sobre la importancia de cuidar de la naturaleza y del papel único que los pueblos indígenas tienen en esta tarea. «No hay una empresa sostenible, una vida sostenible, sin una naturaleza sostenible. Si no respetamos la naturaleza nuestra salud será un problema», afirmó.
Asimismo, «no hay vacuna para el cambio climático», enfatizó. Y los políticos deberían liderar el cambio mediante su acción. Por ejemplo, criticó que no se hayan destinado suficientes fondos para que las regiones más vulnerables se adapten al cambio climático. Algo más grave aún cuando la pandemia ha demostrado que sí existe capacidad de movilizar grandes cantidades de fondos.