Christine Jeangey: «Se siguen abordando los problemas con la fuerza»
Exploramos las claves del mensaje del Papa para la Jornada Mundial de la Paz con Christine Jeangey, funcionaria del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral
¿Cómo podemos interpretar la decisión del Santo Padre de elegir el temática La cultura del cuidado como camino de paz?
Es una decisión que está en línea con el tema elegido para la Jornada Mundial de la Paz del 2016, Vence la indiferencia y conquista la paz. Hace cuatro años, el Papa constataba los males que afligen a la humanidad, entre ellos, la indiferencia, e invitaba a llevar a cabo un esfuerzo común para aliviar el sufrimiento de algunos de los grupos sociales que él consideraba más vulnerables. Ahora propone algo muy similar: derribar la cultura del descarte con el antídoto de la cultura de los cuidados. Esto es más necesario que nunca en un momento en el que la pobreza y el desempleo se están extendiendo, las desigualdades sociales están empeorando, y han resurgido formas de nacionalismo exagerado, intolerancia y racismo.
¿Cómo se inserta la cultura de los cuidados en un contexto de crisis del derecho internacional?
Esa crisis ha echado raíces gracias a una interpretación individualista de los derechos humanos que, en cambio, deberían ser concebidos en clave solidaria. Esta pandemia nos ha recordado la unidad e indivisibilidad de todos los derechos humanos, su profunda interconexión e interdependencia, hasta el punto de que –por ejemplo– la necesidad de respetar el derecho a la vida y a la salud ha tenido consecuencias, a veces dolorosas, para el ejercicio de muchos otros derechos humanos, como el derecho al trabajo y el derecho a la libertad de religión. El vapuleo del derecho internacional se hace tangible con las visiones parciales y las interpretaciones controvertidas de los derechos humanos. Hay que superar la excesiva politización del derecho internacional en favor de un enfoque que preconice el bien común. Por ello, la cultura del cuidado implica el compromiso de remediar las deficiencias de los debates y las negociaciones multilaterales.
Otro aspecto del derecho internacional que el Santo Padre menciona en su mensaje es el derecho internacional humanitario. ¿Cuáles son las prioridades de la Santa Sede?
Son muchas. Pero podríamos destacar la protección de los detenidos en los conflictos armados. En este sentido, el año pasado nuestro dicasterio organizó un curso para los capellanes militares para que asistan mejor a las fuerzas armadas de las que forman parte y puedan proteger la dignidad de las personas detenidas.
Otra prioridad es la tutela de los trabajadores humanitarios y también del personal religioso civil y los lugares de culto, que con demasiada frecuencia son objeto de ataques, incluso durante las celebraciones religiosas. Además de estas cuestiones, cabe mencionar la urgente necesidad de poner fin al flagelo de los niños soldado y la violación como arma de guerra, de la que las mujeres son las principales víctimas. Como dice el Papa, las mujeres deben ser valoradas como agentes de la reconciliación y la paz.
¿Hay algún tema en particular que le preocupe de más al Papa en la esfera internacional?
Al Papa Francisco le preocupan todos los males que golpean al mundo. Pero en concreto, lo que más le preocupa es la esclavitud contemporánea y la trata de personas que se deriva de ello es uno de los temas que más le llegan al corazón. Hay muchas congregaciones religiosas que se dejan la piel a diario sin hacer mucho ruido para erradicar esta plaga. Además, le escuecen mucho las guerras. Los estados siguen abordando, con demasiada frecuencia, los problemas con el uso de la fuerza, no solo en el plano político y económico, sino también en el militar. El Papa ha propuesto una campaña para que el dinero que se invierte en armas se use para garantizar los derechos fundamentales. También tiene especialidad sensibilidad con la situación de los detenidos en las cárceles.
Hay una luz de esperanza en el derecho internacional y es la progresiva eliminación de la pena de muerte. El Pontífice ha subrayado en muchas ocasiones la incompatibilidad de la pena de muerte con el pensamiento de la doctrina social de la Iglesia, y por ello modificó el Catecismo.
Christine Jeangey es una de las máximas expertas en derecho internacional del Dicasterio para el Desarrollo Humano e Integral. Comenzó su carrera profesional en la Curia romana en 2011. Desde 2014, participa en las sesiones de trabajo del Comité Directivo de Derechos Humanos del Consejo de Europa (CDDH) como experta de la Santa Sede.