Siguen desapareciendo sacerdotes de la Iglesia clandestina en China
Continúa la persecución religiosa en la provincia de Baoding para que los sacerdotes católicos se adhieran a la Iglesia oficial y al Partido Comunista Chino
El padre Xie Tianming, de la diócesis china de Baoding, lleva desaparecido desde la tarde del 10 de abril, según han informado a AsiaNews fuentes católicas chinas. El sacerdote pertenece a la llamada comunidad clandestina, no oficial y fiel a la Santa Sede, de la Iglesia católica en el país asiático. Su desaparición se produce mientras, según la agencia, circulan noticias sobre la liberación de otros sacerdotes clandestinos locales tras haber sido sometidos a sesiones de adoctrinamiento.
Según las informaciones de AsiaNews, el padre Xie desapareció porque decidió unirse a la Iglesia oficial, sometida al Partido Comunista Chino. En tales situaciones, las autoridades se llevan al clérigo, lo encierran en un lugar secreto y lo someten a sesiones de lavado de cerebro para su reeducación política. El sacerdote corre así el riesgo de permanecer detenido durante mucho tiempo, hasta que dé «pruebas ciertas» de un cambio de mentalidad.
La forma de detención que sufren los clérigos se denomina guanzhi, que no consiste en un encarcelamiento en sí, sino en una restricción de movimientos y actividades acompañada de sesiones políticas y coacciones para adherirse a la Iglesia oficial: un acto que implica adhesión y servilismo al Partido Comunista Chino (PCC).
A partir de 2018, tras la firma del acuerdo entre China y el Vaticano sobre el nombramiento de obispos, renovado en 2020 y 2022, el PCC lanzó una campaña para obligar a todos los sacerdotes a profesar su adhesión al partido y unirse a la Iglesia oficial. Los que se niegan suelen ser expulsados de la parroquia o comunidad y acaban detenidos.
Según las fuentes contactadas por la agencia, al menos la mitad de los sacerdotes de Baoding se unieron a la Iglesia oficial tras un periodo de guanzhi. El mismo trato sufrieron diez clérigos que desaparecieron en manos de la Policía en los primeros meses del año pasado y a quienes las autoridades liberaron en diferentes momentos después, no sin antes obligarlos a asistir a sesiones de adoctrinamiento. Desde entonces, algunos se han incorporado a los organismos oficiales; los que no se sumaron permanecen en observación y ya no pueden ejercer su ministerio.
Este es el caso de un sacerdote clandestino liberado a principios de 2023, que, tras permanecer casi un año detenido, se negó a cambiar de postura. Hoy se encuentra confinado en su domicilio bajo el control de las autoridades después de ser obligado a renunciar a su servicio pastoral.
La comunidad clandestina de Baoding es una de las más numerosas de la Iglesia china. Su obispo, monseñor James Su Zhimin, lleva más de 25 años en manos de la Policía, tras haber pasado más de 40 años de trabajos forzados bajo el régimen de Mao Zedong. Muchos católicos locales se separaron de su pastor después de que el vicario de Su, Francis An Shuxin, decidiera pasarse a la Iglesia oficial por sugerencia del Vaticano, según algunos observadores.