Cesal rescata a 200 jóvenes para preparar 1.000 menús diarios
Hoong Nguyen Van, o Juan Bautista como él mismo traduce al español su nombre, es vietnamita, está a punto de cumplir los 22 años y cuenta con orgullo que, además de ser monaguillo en la parroquia de San Andrés Apóstol, desde hace dos días es voluntario de GastroLab Villaverde. Esta instalación municipal que nació como laboratorio gastronómico se ha reconvertido en tiempos de pandemia, gracias a la ONG Cesal, en una gran cocina en la que se prepara la comida de más de 1.000 personas vulnerables cada día
«Estoy muy contento, aprendo mucho y me alegro de ayudar a otras familias», explica con tono jovial el chico, que forma parte de los 200 chavales voluntarios rescatados por Cesal para estos días, que o bien asistían a la escuela de formación en Cocina y Servicio que les ofrecía la ONG y que vieron cómo sus clases se suspendían por el coronavirus, o bien eran antiguos alumnos ya trabajando que se vieron abocados a un ERTE por el cierre de la hostelería.
La campaña Emergencia #StopCoronavirus, que así es como se llama la iniciativa, no solo ayuda con los menús diarios a las familias más necesitadas de Villaverde —uno de los distritos madrileños más castigados por la pandemia junto a Latina y Puente de Vallecas— sino también a estos jóvenes, muchos de ellos en riesgo de exclusión social. Detrás hay todo un proyecto educativo de formación profesional y humana al que los chavales se han sumado como voluntarios con mucho entusiasmo, algo cuyo responsable, Felipe Rojas (en la imagen superior junto a Hoong Nguyen Van), define como «muy emocionante».
«En el fondo —explica Rojas—, han sido chicos que han vivido antes de la crisis en un estado de necesidad, y ahora son ellos quienes ayudan a los que lo necesitan en el día de hoy», porque «el que está necesitado no solo necesita recibir sino también darse». Además, les hace crecer como personas, que de eso saben mucho en Cesal: «Nuestra filosofía es sacar de los chavales lo mejor que ellos tienen». Se sienten útiles porque están ayudando a otras familias, y además, son protagonistas porque aportan en un momento de la historia tan singular como este.
Puesto que en la cocina hay que mantener las medidas de seguridad y las normas sanitarias, los chicos acuden cada día en turnos de 20, diez para cocinar y diez para envasar, y en estas tareas aprenden también la importancia de los detalles y de la delicadeza, porque ponen todo su empeño en que las familias a las que le llega la comida sepan que está hecha con todo el cariño y el amor hacia ellas: «Aquí también están los formadores, de modo que ellos siguen aprendiendo y por eso se cuida hasta lo estético para que el destinatario del menú reciba algo bonito, no solo bueno», señala Rojas.
Más de 60.000 comidas garantizadas
Esta campaña de ayuda nació del acuerdo entre la Junta de Distrito de Villaverde, Cesal y Deliveroo, compañía que se encarga de hacer llegar la comida cada día a las viviendas de las familias beneficiarias, a instancias de Servicios Sociales. Este pasado miércoles, cuando ya se habían entregado casi 15.000 menús en total, la Fundación MAPFRE, con quien Cesal lleva colaborando más de 15 años, se sumó a la campaña con un aporte de 150.000 euros, lo que garantizará el suministro de alimentos más allá de los dos meses previstos en un principio.
En la cocina de GastroLab se reciben además alimentos donados por Mercamadrid, Mercadona, la Asociación de Empresarios Mayoristas del Mercado Central de Frutas de Madrid (Asomafrut), así como productos procedentes del huerto vecinal comunitario Ladis. El alcalde del Ayuntamiento de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, acompañado de la concejala del distrito de Villaverde, Concha Chapa, el presidente de la Fundación MAPFRE, Antonio Huertas, y el director general de Cesal, Pablo Llano, visitaron el miércoles 13 de mayo las instalaciones en una muestra más del compromiso de las instituciones con los más desfavorecidos en estos tiempos.