Centro residencial JMJ Madrid 2011 de Cáritas: «Nos llevamos tan bien que a mí este niño me dice abuela»
«Amigos, mucho amor, tranquilidad, protección, alegría, acompañamiento, acogida, felicidad, enseñanzas, ayuda, cariño…». Esto es lo que han encontrado Simona y su hijo Raúl, Marlene y su hijo Brian, Miriam y su hijo Sebastián, y Cristina, en el centro residencial JMJ Madrid 2011, un recurso de Cáritas Madrid para familias en dificultades y personas solas, que ha sido el destino de los donativos y la colecta recogidos durante la Jornada de la Sagrada Familia.
Proceden de diferentes países: España, Marruecos, Rumanía, Ecuador…, «pero somos una familia. Muchas tenemos el mismo problema, somos madres solteras con uno o más hijos, pero estamos muy unidas… Nunca me he sentido tan a gusto como en el centro. Aquí me han enseñado autonomía, el vivir sola en un piso, ayudada por muchas personas que me han hecho ver que sí puedo, que con un empujón sí que puedo hacerlo…», dice Simona.
El ambiente en el centro es como el de cualquier familia, explica Marlene: «Nos llevamos tan bien que a mí este niño [Sebastián, el hijo de Miriam] me dice abuela, y me abraza, es algo bonito que nació aquí. Es mi nieto postizo [risas]».
A pesar de las situaciones de las que viene cada una, Miriam dice que «la Navidad la hemos pasado fenomenal», aunque Cristina asegura, en cambio, que «ojalá estas navidades pasen pronto», porque las está pasando sola. Pero Marlene está al quite para recordar que «soy tan pesada al intentar cuidar a esta mujer, ¡que también es mi hija postiza! [más risas]».
Todas ellas dan fe de que se puede encontrar la alegría aun viniendo de una situación difícil. Simona ha aprendido que «no estoy sola, tengo a mi hijo. Valoro no lo que no tengo, sino a quien tengo al lado. Hay que aceptar tu situación y mirar a quien tienes cerca». Marlene lo confirma: «Yo he salido adelante por mi hijo. Si hubiera estado sola a lo mejor me habría abandonado. Y en la residencia estoy más tranquila todavía. Nos cuidamos mucho». Y se despiden no sin que antes Raúl exclame: «¡Y feliz Navidad!».