Católicos en la COP25: oración y escepticismo
La Cumbre del Clima transcurre en Madrid con una activa participación de asociaciones católicas. «Sabemos lo que hay que hacer, solo hace falta voluntad política», dicen
«Participar como cristianos en esta cumbre tiene una motivación muy especial que tiene que ver con nuestra fe», explica Carlos Jesús Delgado desde la Comisión Diocesana de Ecología Integral de Madrid, al hilo de la COP25 que se está celebrando estos días en la capital de España.
Los católicos que participan en esta cumbre están aprovechando las oportunidades de networking con católicos de otros países y con miembros de otras confesiones presentes en Madrid con el mismo propósito. Todos están convocados a la oración por el cuidado de la Casa Común que va a tener lugar en la parroquia de San Jerónimo el Real este sábado a las 16:30 horas, para unirse después en la marcha organizada por la Alianza por el Clima que discurrirá entre Atocha y Nuevos Ministerios a partir de las 18:00 horas. «Se trata de reconocer el problema para poder juntos rezar con unas lecturas bíblicas en torno a la justicia y a la sabiduría –explica Carlos Jesús al hilo de este encuentro de oración–. Vamos a pedir que en las negociaciones de la cumbre se persiga la justicia climática y que se pueda realizar una transición favorable a los países menos desarrollados. Vamos a pedir juntos sabiduría por el bien común, tanto para el ser humano como para los ecosistemas que nos sustentan».
Delgado espera que la COP25 dé frutos reales, ya que «lo que hace falta es voluntad política, porque la forma de conseguir estos objetivos está clara. En la cumbre de París de 2015 se establecieron unas líneas clarísimas que demuestran que se puede hacer mientras haya voluntad política».
En este sentido, «hay que tener en cuenta las posibilidades de todos los países, porque no se le puede pedir lo mismo a un país del tercer mundo en el que la gente muere por no comer, que a otro del primer mundo en el que se tira comida a la basura». Por eso, «aunque vamos con retraso, se puede hacer», recalca Carlos Jesús, para quien por ejemplo «en España se hace necesaria una ley de cambio climático» acorde con los objetivos propuestos en París hace cuatro años.
Por su parte, Pablo Martínez de Anguita, director de la revista Lands Care y profesor de Ingeniería Ambiental en la Universidad Rey Juan Carlos, se considera «escéptico» sobre los resultados de esta cumbre, «pero en el sentido político, que no en el social». Echa de menos que en la COP25 «parece que todos han venido a contar lo que hacen, sea mucho o poco, como en una especie de congreso, pero sin mucho que ver con una negociación de verdad». Sobre todo echa en falta «mecanismos de control» para los países que participan en la cumbre, de modo que «aunque se diga que los acuerdos van a ser vinculantes», en realidad «todo dependerá de lo que cada país quiera hacer o no».
Martínez de Anguita es consciente de que esto «supone un jarro de agua fría» ante las expectativas sobre de la COP, pero «la solución no vendrá del ámbito político. Lo único que puede conseguir algo es la demanda social, el deseo de la gente de vivir de otro modo», junto a una «revolución tecnológica» que haga posible el cambio.
Por eso, «aunque es muy bueno que la gente hable de estos temas, que adquiera buenos hábitos y que Greta tenga sus seguidores, la lucha contra el cambio climático es un tema muy técnico y me temo que necesitamos cambios que ahora mismo no son posibles».