Católicos, anglicanos y ortodoxos se unen por la ecología integral
Celebrarán el 13 de septiembre la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación. Más allá de rezar juntos, tienen proyectos concretos de reforestación y construcción de templos eficientes
En pleno barrio de Malasaña, escondido de la vista de los peatones, «tenemos un patio tradicional madrileño con bastantes árboles». La idiosincrasia del centro ha dificultado a la comunidad anglicana en la catedral del Redentor —de la que Carlos López es obispo— plantar propiamente en el suelo de la parcela más que un aguacatero de 30 años y 35 metros de altura, un laurel, un acebo y un boj. El resto de las plantas, en macetas, son un gardenio, cinco higueras y doce cítricos —entre los que hay limoneros, naranjos, mandarinos y un pomelero—. También hierbas aromáticas y un ginkgo, una especie arbórea que se hizo famosa tras sobrevivir al bombardeo de Hiroshima. «La naturaleza es un don para la humanidad y los cristianos tenemos que celebrarla juntos», añade el obispo de la Iglesia Española Reformada Episcopal. Es por ello que participará el próximo sábado 13 en la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación junto a la Iglesia católica, pues acudirá el obispo auxiliar de Madrid Vicente Martín, y a la ortodoxa rumana para España y Portugal. «Para nosotros es muy importante porque le da un carácter universal a esta celebración. No tendría sentido que fuese para una sola confesión», matiza Carlos López.
La celebración, que tendrá lugar a las 11:30 horas en el Seminario Conciliar de Madrid, lleva como lema Paz con la Creación. Semillas de paz y esperanza. Carlos Jesús Delgado, coordinador de la Comisión Diocesana de Ecología Integral de Madrid, explica que «cuando se habla de paz con la creación, la tentación es pensar solo en los conflictos violentos porque son los casos más graves». Sin embargo, aunque «hemos visto en Ucrania, Gaza y Etiopía una destrucción medioambiental brutal», señala que, además, existen otros atentados contra la naturaleza derivados de «nuestra forma de consumir y producir». «Cada vez hay menos derechos de los trabajadores, sobre todo en los países en vías de desarrollo», donde tampoco «se garantiza la protección de los espacios naturales», señala. Entre las causas destaca «la minería extractivista o la pesca intensiva de arrastre». Y algunas de sus víctimas son «los mártires medioambientales que hay en Latinoamérica por defender a los pueblos y territorios que están siendo sobreexplotados». Como soluciones, propone una nueva forma de producir que se resista «al sistema económico actual que satisface más deseos que necesidades».

Por su parte, Ioan Ciprian Farcas, delegado ecuménico de la Iglesia ortodoxa rumana para España y Portugal, reivindica «que todas las Iglesias cristianas llevan concienciando sobre la responsabilidad que tiene el hombre con la creación desde mucho antes que cualquier foro y sin sacar ningún provecho económico». La denominación a la que pertenece fue precisamente la que propuso por primera vez celebrar cada 1 de septiembre esta jornada de oración a la que el Consejo Mundial de Iglesias se sumó después y la extendió todos los años hasta el 4 de octubre como Tiempo de la Creación. El Papa Francisco incorporó ambos al calendario católico.
Farcas añade además que en la divina liturgia ortodoxa «hay peticiones especiales para la naturaleza». «Entendemos que la gracia de Dios la recibimos a través del medio donde nos deja vivir, crecer y luchar por nuestra salvación». Y bajando a lo anecdótico, recuerda que «siempre hay Misas especiales para la vendimia, para la siembra o cuando se mueven los rebaños». Incluso antaño «las había para maldecir a los bichos que asolaban las cosechas y afectaban el bienestar del hombre», como pueda ser una plaga de langostas o pulgones.
De la reflexión a la acción
Con esta preocupación en mente, la Iglesia Española Reformada Episcopal tiene planes para cuidar la casa común. Más allá de la capital, en el zamorano pueblo de Villaescusa donde un vecino les dejó en herencia en el siglo XIX dos celemines de tierra en los que plantar cereales y pagar con la cosecha el entierro de los pobres, «hemos plantado algunos árboles», dice Carlos López. O en Alcocéber (Castellón), donde poseen una casa de espiritualidad, «vamos a hacer un bosque de tres hectáreas con algarrobos y pinos mediterráneos». Farcas cuenta que los ortodoxos rumanos están construyendo sus nuevos templos con «proyectos sostenibles que entiendan las necesidades del sitio» y dispongan de geotermia o placas solares y estén bien aislados para «gastar menos calefacción en invierno». Tal es el caso de la catedral que inauguraron en Aluche en 2021.

Por su parte, José Manuel Aparicio, párroco de Santa María Madre de Dios, en la localidad madrileña de Tres Cantos, que sufrió un incendio el agosto pasado, revela que, aparte de sistemas de energía renovable, «tenemos un grupo de pastoral del cuidado de la casa común que se llama Laudato Si’ y hace una marcha de senderismo una vez al mes». La primera del curso, programada para el día 27, buscará «la sensibilización en la zona que se ha quemado». «Hay un par de familias con una situación complicada porque allí tenían una granja escuela y vamos a hacer actividades de reforestación con los jóvenes».