Cartas a la redacción - Alfa y Omega

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El cardenal Burke y la sociedad de usar y tirar

En el número de Alfa y Omega del día 5 de diciembre he leído la entrevista que hacen al cardenal Burke. Me ha parecido interesante. Sobre los divorcios y cambios de pareja tengo un convencimiento: son hechos que tienen que ver con la libertad humana. Pero creo que tienen incluso más que ver con la sociedad de consumo. Cambiamos de modas, cambiamos de ropa y calzado, cambiamos de lugares de vacaciones, cambiamos de coche, cambiamos de vivienda… y cambiamos de pareja. Son fenómenos de las sociedades bienvivientes. Una faceta más de la sociedad de consumo y del despilfarro, de la sociedad del usar y tirar.

Jesús Briz Bravo
Santander

Si somos adultos para unas cosas, también para otras

¡Por fin aprobada la ley del aborto en favor de la vida! Ésta es la buena dirección para construir una sociedad humanitaria y concienciada. Va a ser mucha gente que esté descontenta, no criticaré el porqué, cada uno tiene su opinión. Pero éste es el camino de la mejora que puede hacer recapacitar a muchas personas sobre el concepto del aborto, ya que en la mayoría de los casos éste es el problema. Ha sido tanto tiempo llamando a este proceso interrupción del embarazo, que muchos se lo han creído, pensando que no es más que un término científico, y dejando de lado que, verdaderamente, se acaba con una vida. Aquí está la foto de mi hijo, que a pesar de ser joven y no estar en mi mejor momento, es una vida a la que mi pareja y yo hemos dado paso. ¿Quiénes somos nosotros para decidir sobre su nacimiento? No planteado, con alegría y amor lo criaremos lo mejor posible. Porque si hemos de comportarnos como adultos para unas cosas, también hay que hacerlo para otras.

Obed Madrid Calvo
Sant Carles de la Ràpita (Tarragona)

Por Navidad entendemos…

…la encarnación de Dios en la historia del hombre. La confirmación, por ese mismo Dios, manifestada en y por Jesús de Nazaret, no sólo del valor supremo y dignidad que posee toda vida humana (pues fue creada por Él a su imagen y semejanza), sino que le otorga ¡sacralidad! al convertirla en Templo o Sagrario donde reside su propia Divinidad Trinitaria, según su Palabra. Entendemos: el cumplimiento fiel de una promesa y alianza eterna de Dios con el género humano, que en el principio la llevó a cabo con un hombre, Abraham; después, la mantuvo a un pueblo, Israel; para extenderla y culminarla a toda la Humanidad desde su Iglesia, fundada por Jesús, su Ungido. Entendemos: personificar la adoración de nuestras creencias. Es decir, creer en Alguien (Jesucristo), en lugar de creer en algo. Más claramente, el misterio de la Santísima Trinidad. Pues Dios, Padre y Creador, como primera Persona Divina, permite que Jesucristo, como segunda Persona Divina, se haga hombre y se encarne gracias a la fuerza de la tercera Persona Divina, el Espíritu Santo. Entendemos: el comienzo y la culminación de un plan divino de salvación, con amoroso rescate para toda la Humanidad, llevado a término gracias a una pareja singular y misteriosa: la formada por Jesús y María de Nazaret, que por la obediencia y fidelidad a Dios Padre devuelven a la vida eterna al género humano, el cual se encontraba sometido a la muerte a causa de la desobediencia y orgullo de la primera pareja creada en libertad por Él. Entendemos: la toma de conciencia de nuestra filiación con Dios y la hermandad en Jesucristo, que nos permite establecer una corriente espiritual, afectiva, efectiva y teológica con todos los hombres y las mujeres de la tierra, por impulso del Espíritu Santo, haciéndonos sentir la necesidad de compartir tanto los gozos como los sufrimientos humanos.

Manuel Armenteros Martos
Córdoba

La Navidad de los sabios

La Navidad nos sabe a pastores de rodillas ante el Niño, sostenido por María y bajo la mirada de José. Esta escena nos recuerda que sólo viven bien la Navidad aquellos que tienen un estilo de vida sencillo y austero. Pero no sólo se acercan al Niño los pastores: también unos sabios, dedicados a la investigación, buscadores de la Verdad. Los Magos fueron ante el Niño porque supieron ser contemplativos y mirar al cielo. Su inteligencia no era soberbia ni autosuficiente, encerrada en sí misma, sino abierta a la Trascendencia, de la que sentían hambre y sed. Eran hombres llenos de una ciencia que despertaba en ellos la búsqueda de Aquel que es la fuente del saber. Los Magos pudieron ver la estrella que anunciaba el nacimiento del Mesías porque habían dejado entrar en sus almas, a través de la puerta de la humildad, la luz de la fe. Y siguieron la estrella sin importarles el camino, ni los peligros, ni las oscuridades, ni el tiempo, ni las opiniones ajenas… Es hermoso imaginar el momento cumbre de la búsqueda de aquellos Magos: el encuentro con el Niño. Saben ver la Verdad que buscaban en la pequeñez de Aquel recién nacido. Y porque eran sabios saben ver la Grandeza en lo pequeño; la Fuerza en la debilidad; la Omnipotencia en la fragilidad del Niño. Aquellos Magos, porque eran sabios, saben arrodillarse ante el Misterio del Niño de Belén para ofrecerle, no sólo objetos valiosos, sino algo mucho más importante, el obsequio de sus propias personas. Y postrándose ante Él, lo adoraron. Fue la Navidad de los sabios.

Vicente Martínez Martínez
Vicario episcopal de Elche