Cáritas pide que «no quede población al descubierto» con las tarjetas monedero para alimentos
La entidad valora de forma positiva el cambio de aportaciones a los bancos de alimentos a ayudas económicas para «dignificar el acceso» a un derecho fundamental
No han faltado críticas a la decisión del Gobierno español de aprovechar la transición del Fondo Europeo de Ayuda a las Personas Desfavorecidas (FEAD) al Fondo Social Europeo Plus (FSE+) para sustituir la entrega directa de alimentos por vales o tarjetas monedero. Sin embargo, para Cáritas Española «es un paso muy importante».
María Jesús Martínez, del programa de la entidad que trabaja por el derecho a una alimentación saludable, sostenible e inclusiva explica a Alfa y Omega que «llevamos desde 2014 incorporando las tarjetas de alimentación. Algunas diocesanas lo hicieron incluso un poco antes». El objetivo al iniciar este cambio era «dignificar el acceso» a la alimentación. Siendo un derecho fundamental, «nos parece que no lo podemos hacer de cualquier manera. ¿Cómo me gustaría que me tratasen a mí si estuviera en esa situación?», se pregunta, antes de reconocer que «se me cae el alma a los pies al ver a la gente haciendo cola» para recibir comida.
Por eso, valora que «las personas tengan autonomía para comprar» lo que quieran o necesiten «como hace cualquier vecino». Apunta que, cuando se reparten alimentos, «tampoco se cubren todas las necesidades. Muchas personas nos dicen “pero yo con esto no puedo hacer un pucherito, me falta la carne”». Ante las críticas por cómo la ayuda por familia se va a limitar a entre 130 y 220 euros al mes, con los que comprar los productos a precio de mercado, Martínez señala que «cualquier persona con un presupuesto ajustado valora los productos más baratos y en oferta».
Esto no quita que no exista preocupación por que «no quede población al descubierto. Hay personas solas, en situación de sinhogarismo o familias sin hijos a su cargo», que quedan excluidas porque las ayudas del FSE+ «son para familias en situación de vulnerabilidad con menores».
Por eso, desde Cáritas Española su responsable de alimentación saludable y sostenible pide «otro tipo de ayudas» que «las comunidades autónomas tienen competencias para gestionar con sus fondos propios». Y recuerda que «al ser la alimentación un derecho lo tienen que garantizar las Administraciones Públicas; las organizaciones hacemos labor subsidiaria».
Ayuda y acompañamiento
Ya a finales de febrero Cáritas Oviedo valoraba en un comunicado que el cambio «tiene en consideración el respeto a la dignidad de las personas desfavorecidas, evitando su estigmatización y valorando sus necesidades reales». Esto es así, explicaba la entidad diocesana, no solo al evitar el tener que ir a un sitio concreto para recoger los alimentos sino también al complementar las ayudas «con medidas de acompañamiento». Además, permite «reducir el desperdicio alimenticio».
La entidad asturiana subrayaba que ella misma lleva tiempo trabajando con este método. Por otro lado, eso la ha hecho consciente de que «es necesario que sea sostenible en el tiempo y que la persona o las personas beneficiarias tengan una participación activa en el proceso y no sean meras receptoras de bienes o servicios».
Cáritas Oviedo reclamaba, al igual que hacen desde la confederación, que la implementación del nuevo sistema, que incluye un período de transición entre abril y el 31 de diciembre de 2024, «no suponga dejar sin la asistencia material del fondo a alguna de las tipologías de personas desfavorecidas». Citaba por ejemplo a las personas mayores y jóvenes, a las que viven en asentamientos y a las personas más vulnerables y que están «alejadas de los circuitos» de recepción de ayuda.